Hace unos años, en los tiempos en que Blogger era todavía una start up, tropecé con una página llamada Cien Palabras, durante un tiempo colaboré enviando relatos y poesías prosificadas que constaban exactamente de eso, de cien palabras.
Ayer en El País, leí algo que lleva al extremo la economía del lenguaje, éste que más que ayudarnos a comunicar, gran parte de las veces nos aísla.
Moltes gràcies Jordi
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Sé buena persona y por favor no castigues mis marchitas neuronas con otra escritura que no sea la respetuosa con la puntuación y la ortografía, el censor que llevo dentro te lo recompensará continuando dormido.