"Un perro esquimal va corriendo por el bosque cuando de pronto ve que un lobo corre junto a él. El lobo está tan flaco que se le ven las costillas mientras que el perro está sano y lustroso. El lobo le pregunta al perro "¿Como es que no pasas hambre si este año los alces están tardando mucho en llegar y el invierno parece que no se acaba nunca?". El perro le contesta "Vivo con unos hombres que me dan toda la comida que quiero. Si tienes hambre ven conmigo que voy hacia allí." El lobo lo mira y le pregunta "¿Que es eso que llevas en el cuello?" "Es un collar. Al acabar de comer me atan". Cuando el perro vuelve mirar, se da cuenta que corre solo."
Aparentemente texto de Jack London, visto en Kriptopolis.
jueves, 28 de agosto de 2008
miércoles, 27 de agosto de 2008
martes, 26 de agosto de 2008
Poesía desnuda
"...porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas, a veces, uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol en verano y se calla..."
Ángel González
Ángel González
lunes, 25 de agosto de 2008
War! What is it good for? Absolutely nothing!
AFGANISTÁN (en guerra desde 2001)
- Causa: guerra civil entre las Fuerzas Armadas y los muyahidines (guerrillas anticomunistas islámicas) que subieron al poder en 1992.
- Los enfrentamientos dan lugar a los talibanes, que a finales de los años 90 controlan el país.
- En 2001, EE UU invade el país y derrota a los talibanes.
- Desde 2006, pese a disponer de un Gobierno electo, la violencia ha aumentado, tras la recomposición de las milicias talibanes.
- La esperanza de vida al nacer es de 43 años.
- Los niños siguen siendo reclutados en el Ejército y en los grupos opositores.
- Causa: el FIS ganó las elecciones municipales y legislativas frente al partido que lideró la independencia del país, el FLN, que no aceptó la derrota.
- Existe una lucha armada entre varios grupos y el Ejército, que se apoya en milicias de autodefensa.
- Causa: grupos armados insurgentes se enfrentan al Gobierno y piden el reconocimiento de sus particularidades étnicas y culturales, así como la estructuración territorial del Estado o la independencia.
- La mortalidad infantil es superior al 10%.
- Causa: en 2004 hubo un Golpe de Estado frustrado y la reforma de la Constitución de 2005 fue boicoteada por la oposición.
- Las luchas entre tribus árabes y poblaciones negras entre Sudán y Chad han llevado al país una extensión de la guerra de Darfur.
- Más de la mitad de chadianos no tiene acceso a agua potable y sólo uno de cada cuatro sabe leer y escribir, según Ayuda en Acción.
- En septiembre de 2007 había de 7.000 a 10.000 niños soldado, según la Coalición para acabar con la Utilización de Niños Soldado.
- Liberación de Ingrid BetancourtCausa: en los 60 había alternancia entre dos partidos, sin alternativa. Nacen el ELN y las FARC, una oposición armada.
- En los 70 se sumaron más grupos que terminan por negociar con el Gobierno la Constitución de 1991.
- En los 80 surgen los grupos de autodefensa (paramilitares) apoyados por el Ejército, empresarios y políticos tradicionales.
- Es el segundo país en número de desplazados internos: cerca de tres millones.
- Los dos grupos armados usan niños como combatientes.
- Causa: en 1984 surgió un grupo armado (el ONLF), que se enfrenta al Ejército y reclama mayor autonomía para la comunidad somalí que vive en el país.
- Las disputas en el país se suceden desde los años 70.
- El 87% no dispone de acceso al saneamiento básico.
- Causa: actualmente hay tres conflictos activos: la más antigua la protagoniza el brazo armado del Partido Comunista de Filipinas (NPA) lucha por acceder al poder y transformar el sistema político.
- En el segundo conflicto (desde 1978), el MNLF exige la autodeterminación del pueblo Moro, donde viven varios grupos etnolingüísticos islamizados y organizados en sultanatos independientes desde el siglo XV.
- El MNLF sufrió una escisión por razones ideológicas y de liderazgo, de la que resulta el MILF. El MNLF firmó la paz en 1996, pero el MILF sigue la lucha.
- En la tercera lucha (desde 1991), el grupo Abu Sayyaf quiere establecer un estado islámico independiente en algunas zonas del país.
- Causa: El conflicto se ha reanudado en 2008, después de que los líderes de la región de Osetia del Sur se enfrentaran a las autoridades georgianas en una guerra que duró dos años (1991-1992). Osetia del Sur está en territorio georgiano pero la región reclama la independencia o unificación con Rusia.
- Hasta que estallara nuevamente el conflicto, con los bombardeos de Georgia sobre la región y la respuesta de Rusia, hubo violaciones periódicas del alto el fuego y varios atentados que causaron muertos y heridos de ambas partes.
- Causa: en la India hay cuatro conflictos: el más antiguo enfrenta al Gobierno contra el grupo armado maoísta CPI-M en siete estados del país.
- El grupo reivindica la erradicación del sistema de propiedad de la tierra y están en contra de la democracia parlamentaria.
- En el segundo enfrentamiento (1982), varios grupos armados que piden la independencia luchan contra el Gobierno.
- En el tercer conflicto (1983) lo protagoniza el grupo armado de oposición ULFA, que pretende liberar al Estado de Assam de la colonización india (en la zona hay dos millones de personas de Bangladesh).
- El cuarto (1989) se libra en Jammu y Cachemira, desde la partición de India y Pakistán. Varios grupos piden la independencia o la adhesión a Pakistán.
- Causa: la invasión de Irak en marzo de 2003 ha propiciado un conflicto en el que se han ido involucrando numerosos actores: tropas internacionales, el Ejército iraquí, milicias y grupos insurgentes, además de al-Qaeda.
- La repartición del poder entre sunníes, chiíes y kurdos ha provocado el descontento entre varios sectores.
- Causa: La guerra es otro episodio más de un conflicto que despertó en 1947, cuando la ONU dividió el territorio de Palestina bajo mandato británico en dos Estados.
- Un año después se proclamó el Estado de Israel.
- Es uno de los conflictos que más titulares propicia en la prensa.
- Israel y Hamás firmaron una tregua que se ha violado varias veces.
- Causa: el conflicto en el Delta del Níger se debe fundamentalmente a la disputa del petróleo, que enfrenta a diferentes comunidades.
- El secuestro de trabajadores es una constante en el país.
- Causa: hay un conflicto armado en la zona noroeste, consecuencia del conflicto armado en Afganistán tras los bombardeos de EE UU en 2001.
- Tras la caída del régimen talibán, algunos de ellos se refugiaron en la zona.
- El 41% de la población no dispone de saneamiento básico.
- Causa: varios grupos insurgentes no reconocen el Gobierno de François Bozizé, producto de un golpe de Estado contra el presidente Ange Félix Patassé.
- Últimamente han crecido los ataques contra la población civil por parte de milicias no identificadas y asaltadores de caminos (los Zaraguinas).
- El 84% vive con menos de 2 euros al día y la prevalencia del sida es del 10,7% .
- Causa: el golpe de Estado de Laurent Desiré Kabila contra Mobutu Sese Seko en 1996 (que cedió el poder un año después).Antiguos niños soldado en la República Democrática del Congo.
- En 1998, Burundi, Ruanda y Uganda intentan derrocar a Kabila, que se apoya en Angola, Chad, Namibia, Sudán y Zimbabwe.
- La explotación de los recursos naturales ha perpetuado el conflicto, pese a que hay un Gobierno electo desde 2006.
- La cifra de muertos supera los 4 millones.
- La esperanza de vida al nacer no supera los 46 años y se calcula que en el país hay un total de 7.000 niños soldado.
- Causa: Chechenia declaró su independencia tras el desmembramiento de la Unión Soviética, pero Rusia no lo aceptó.
- Hubo una guerra entre 1994 y 1996. En 1999, los rebeldes chechenos entraron en Daguestán y se produjeron atentados en ciudades rusas.
- El Ejército entró en Chechenia para luchar contra el régimen independentista y dio por acabado el conflicto en 2001, sin acuerdo ni victoria.
- Los refugiados vuelven a su lugar de origen y reanudan sus vidas en condiciones muy precarias, ya que el conflicto sigue vigente.
- Causa: una coalición derrocó al dictador Siad Barre en 1991, pero poco después se produjo una lucha por el poder dentro de la propia coalición.
- El conflicto ha dejado 300.000 muertos desde entonces.
- La intervención internacional a principios de los 90 fracasó estrepitosamente.
- El 71% de los somalíes no tiene acceso a agua potable.
- Causa: la población tamil se ha visto marginada tras la descolonización de la isla en 1948.
- En 1983, un grupo armado independentista (el LTTE) inicia el conflicto armado para reclamar la creación de un Estado tamil independiente.
- El 25% de la población sobrevive por debajo del umbral de la pobreza.
- Causa: grupos insurgentes reclamaban la descentralización y desarrollo de la región de Darfur. El Gobierno respondió con el Ejército y las milicias janjaweed.
- En 2006, el Gobierno firmó un acuerdo con un grupo insurgente, pero el resto se ha fragmentado y la violencia se ha recrudecido.
- El 66% de la población no tiene acceso a un saneamiento básico.
- Miles de niños-soldado son forzados a alistarse en el Ejército y en las milicias de oposición. En 2006 reclutaron niños que vivían en campos de refugiados.
- Causa: la descolonización dejó algunos territorios bajo soberanía de Malasia y otros bajo soberanía tailandesa.
- Algunos grupos que se resisten a la homogeneización política, cultural y religiosa que promueve Bangkok o que exigen la independencia de varias provincias, de mayoría malayo-musulmana.
- Causa: el PKK anunció en 1984 una ofensiva armada contra el Gobierno, para reclamar la independencia del Kurdistán.
- En 1999 cambiaron la independencia por el reconocimiento a la identidad kurda.
- Causa: se trata de un conflicto enquistado. Un grupo armado de oposición (LRA), movido por su líder religioso, Joseph Kony, intenta instaurar un régimen basado en los Diez Mandamientos de la Biblia y derrocar a Yoweri Museveni.
- Hay unos 200.000 muertos y dos millones de desplazados.
- Usa niños-soldado y la tasa de mortalidad infantil es superior al 13,6%.
- Causa: los partidarios del clérigo al-Houthi, de la minoría chií, quieren reinstaurar un régimen teocrático entre ellos.
- Los rebeldes acusan de corrupción al Gobierno y de desatender varias regiones.
viernes, 22 de agosto de 2008
Dialéctica
Las tres fases de la dialéctica son:
1. Tesis.
2. Antítesis.
3. Sal a la calle si tienes huevos y resolvemos esto a hostias.
Visto en Psicobyte
1. Tesis.
2. Antítesis.
3. Sal a la calle si tienes huevos y resolvemos esto a hostias.
Visto en Psicobyte
jueves, 21 de agosto de 2008
miércoles, 20 de agosto de 2008
martes, 19 de agosto de 2008
De impuestos, Internet y fuentes
"Internet multiplica las necesidades de leer con mirada crítica, de saber leer en varias lenguas y sobre varias disciplinas. A través de la red accedemos a muchos más discursos, más remotos y más descontextualizados. Es imprescindible valorar la fiabilidad de una fuente, la coherencia interna de una web o identificar la ideología y el punto de vista de un foro."
Daniel Cassany
Dicho esto, paso a copiar un mensaje que recibí hace unos días:
"Hola Txema:
Soy Pablo Ojer, periodista colaborador del think tank navarro Institución Futuro (www.ifuturo.org). Además soy asiduo lector de tu blog "Don´t feed the blog".
Te escribo porque desde Institución Futuro hemos puesto en marcha la campaña del Día del Contribuyente, para sensibilizar a la población de la presión fiscal que soporta. Para ello, hemos habilitado la web www.diadelcontribuyente.org con una calculadora de impuestos para que cada contribuyente pueda realizar de manera personalizada el cálculo de qué día del año deja de pagar impuestos a la administración y empieza a trabajar para sí mismo. Además, en la web se incluyen cifras del Día del Contribuyente en España y la comparación con otros países europeos, además de otras utilidades como vídeos y fotos. El mensaje que el think tank quiere transmitir es que los servicios públicos no son gratuitos, sino que los pagamos todos nosotros a través de nuestros impuestos. Quizá coincidas conmigo en que aún persiste la idea de que se puede abusar de lo público por su propia condición de público y gratuito, pero no lo es. Además, éste es un buen ejercicio de transparencia (una vez terminada la campaña de la renta) sobre lo que la Administración toma de nosotros y lo que le podemos exigir.
Esta iniciativa, poco conocida en España pero muy extendida en países como Estados Unidos, Canadá o Reino Unido, es un buen ejemplo de cómo las nuevas tecnologías han de estar al servicio del ciudadano, ya sea mediante nuevas gadgets o mediante herramientas no excesivamente complejas desde un punto de vista técnico pero que ayudan a mejorar la transparencia entre Administración y ciudadanía. La calculadora de impuestos que hemos habilitado está siendo un éxito en número de visitas y de cálculos, lo que demuestra que los contribuyentes navarros quieren saber cuánto pagan.
Te mando el enlace a la nota de prensa que hemos sacado, donde se explica con más detalle el asunto. La campaña está teniendo un gran éxito y muchos medios de comunicación y varios blogs se han hecho eco de ella.
Creo que esta campaña es muy noticiable y podría encajar en la temática de tu blog, por eso me he permitido escribirte.
Gracias de antemano por tu ayuda y tu apoyo.
Un saludo,
Pablo Ojer
Colaborador Día del Contribuyente
Institución Futuro
contribuyente@ifuturo.org
www.ifuturo.org"
Daniel Cassany
Dicho esto, paso a copiar un mensaje que recibí hace unos días:
"Hola Txema:
Soy Pablo Ojer, periodista colaborador del think tank navarro Institución Futuro (www.ifuturo.org). Además soy asiduo lector de tu blog "Don´t feed the blog".
Te escribo porque desde Institución Futuro hemos puesto en marcha la campaña del Día del Contribuyente, para sensibilizar a la población de la presión fiscal que soporta. Para ello, hemos habilitado la web www.diadelcontribuyente.org con una calculadora de impuestos para que cada contribuyente pueda realizar de manera personalizada el cálculo de qué día del año deja de pagar impuestos a la administración y empieza a trabajar para sí mismo. Además, en la web se incluyen cifras del Día del Contribuyente en España y la comparación con otros países europeos, además de otras utilidades como vídeos y fotos. El mensaje que el think tank quiere transmitir es que los servicios públicos no son gratuitos, sino que los pagamos todos nosotros a través de nuestros impuestos. Quizá coincidas conmigo en que aún persiste la idea de que se puede abusar de lo público por su propia condición de público y gratuito, pero no lo es. Además, éste es un buen ejercicio de transparencia (una vez terminada la campaña de la renta) sobre lo que la Administración toma de nosotros y lo que le podemos exigir.
Esta iniciativa, poco conocida en España pero muy extendida en países como Estados Unidos, Canadá o Reino Unido, es un buen ejemplo de cómo las nuevas tecnologías han de estar al servicio del ciudadano, ya sea mediante nuevas gadgets o mediante herramientas no excesivamente complejas desde un punto de vista técnico pero que ayudan a mejorar la transparencia entre Administración y ciudadanía. La calculadora de impuestos que hemos habilitado está siendo un éxito en número de visitas y de cálculos, lo que demuestra que los contribuyentes navarros quieren saber cuánto pagan.
Te mando el enlace a la nota de prensa que hemos sacado, donde se explica con más detalle el asunto. La campaña está teniendo un gran éxito y muchos medios de comunicación y varios blogs se han hecho eco de ella.
Creo que esta campaña es muy noticiable y podría encajar en la temática de tu blog, por eso me he permitido escribirte.
Gracias de antemano por tu ayuda y tu apoyo.
Un saludo,
Pablo Ojer
Colaborador Día del Contribuyente
Institución Futuro
contribuyente@ifuturo.org
www.ifuturo.org"
lunes, 18 de agosto de 2008
¡¡¡Mis ojos, mis ojos!!!
"Que nos casemos entre primos no influye a la hora de que los hijos salgan más o menos sanos. Si Dios quiere enviarnos a un hijo con problemas, lo hará, aunque no estemos casados con un familiar. Ha habido incluso un caso de una mujer kuwaití que tuvo un hijo con un americano, fíjese qué distancia, y aún así tuvieron un bebé con malformaciones. Es verdad, créame, lo he leído en Internet."
Visto en El País
Visto en El País
jueves, 14 de agosto de 2008
El que no se consuela...
Cuando estés harto de tu trabajo, estés a punto de coger una depresión de caballo y en tu empresa creas que nada funciona como debería, haz lo siguiente:
Párate en la primera farmacia que encuentres y compra un termómetro rectal "Johnson & Johnson" (Solamente esta marca, no otras). Ábrelo y lee detenidamente las instrucciones. Encontrarás esta frase:
"Cada termómetro rectal Johnson & Johnson ha sido probado personalmente en nuestra fábrica"
Entonces cierra los ojos y repite en voz alta cinco veces seguidas:
"¡¡¡Estoy contento/a de no trabajar en el Dpto. de Calidad de Johnson & Johnson!!!"
Recuerda: Siempre hay trabajos mucho más duros que el tuyo.
Párate en la primera farmacia que encuentres y compra un termómetro rectal "Johnson & Johnson" (Solamente esta marca, no otras). Ábrelo y lee detenidamente las instrucciones. Encontrarás esta frase:
"Cada termómetro rectal Johnson & Johnson ha sido probado personalmente en nuestra fábrica"
Entonces cierra los ojos y repite en voz alta cinco veces seguidas:
"¡¡¡Estoy contento/a de no trabajar en el Dpto. de Calidad de Johnson & Johnson!!!"
Recuerda: Siempre hay trabajos mucho más duros que el tuyo.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Let Me Be Your Witness
by Marc Cohn
When your longest night is coming down
When pieces of you hit the ground
When every word they say about you is a lie
When they put your soul up for review
When they’re set on turning every screw
Call on me and I will testify
Let me be your witness
Let me be your witness
Let me be your witness
When no one sees and no one hears
Your secret heart
Your bitter tears
When it feels like you’re just sinking in the sand
When you can't remember who you are
When you wonder how you came this far
Call my name and put me on the stand
Let me be your witness...
To your mystery
To your ecstasy
To the tears you cry
I will testify
To your longest night
To how hard you fight
To your inner light
A higher place
Your grace
To where you are
And to who you’ve been
Jesus
Jezebel
To your heaven
To your hell
Let me be your witness
Let me be your witness.
Mas en MarcCohn.net
When your longest night is coming down
When pieces of you hit the ground
When every word they say about you is a lie
When they put your soul up for review
When they’re set on turning every screw
Call on me and I will testify
Let me be your witness
Let me be your witness
Let me be your witness
When no one sees and no one hears
Your secret heart
Your bitter tears
When it feels like you’re just sinking in the sand
When you can't remember who you are
When you wonder how you came this far
Call my name and put me on the stand
Let me be your witness...
To your mystery
To your ecstasy
To the tears you cry
I will testify
To your longest night
To how hard you fight
To your inner light
A higher place
Your grace
To where you are
And to who you’ve been
Jesus
Jezebel
To your heaven
To your hell
Let me be your witness
Let me be your witness.
Mas en MarcCohn.net
martes, 12 de agosto de 2008
Antes de la Creación
"Una gran cantidad de cristianos creen que Dios ha existido eternamente. También creen que la Tierra existe desde hace aproximadamente 6.000 años.
Entonces ¿A que se dedicó Dios durante esa infinitud previa a los últimos 6.000 años? ¿Acaso jugó todas las posibles variantes del Sudoku?"
Visto en J-Walk
Entonces ¿A que se dedicó Dios durante esa infinitud previa a los últimos 6.000 años? ¿Acaso jugó todas las posibles variantes del Sudoku?"
Visto en J-Walk
lunes, 11 de agosto de 2008
Decálogo del Buen Alumno
- Nunca estés toda la clase despierto, el profesor puede llegar a pensar que aterrizaste de otra galaxia asombrado por su inmensa sabiduría. Convéncete de que tu grado de interés se mide por el número de bostezos.
- Las clases se inventaron para los no dotados con ciencia infusa como tú. Procura faltar a clase el mayor número posible de veces, podrían llegar a pensar que todo tu interés y atención está puesto en aprender.
- Invéntate fiestas y fúgate el mayor número posible de clases. Si no eres capaz de ser un pícaro de joven, difícilmente podrás enorgullecerte de haber demostrado de joven tu inteligencia.
- La cantidad de años de existencia es inversamente proporcional al número de libros que se leen. Cuídate una existencia dichosa y longeva; no malgastes la preciosa vista que la Enseñanza Secundaria todavía te ha dejado intentando aprender un poco más. No te olvides de que a mayor tele-videación menor lectura-ideación; es el principio metafísico del bípedo implume del mañana.
- Un libro ya no ayuda a triunfar. Sólo la televisión ayuda a olvidar. Las bibliotecas del futuro son los videoclubs del presente ¡Utilízalos, adelántate al progreso! Cuanto antes deje uno de pensar y de leer menor ridículo social le espera. ¡Animo, alguien tú puedes ser el primero!
- Tu interés por la cultura es proporcional a la cantidad de minutos que consigues robar al profesor en clase. Procura andar despacio, ser cortés en los pasillos, afable en el trato... nunca te sientes el primero, podrían llegar a pensar que estás enfermo.
- Nunca preguntes por el club o asociación de alumnos de tu centro, podría llegarse a pensar que eres incapaz de divertirte contigo mismo. Si te has embarcado en alguna actividad procura dejarla siempre a medias, recuerda que la perfección y la honradez son residuos educativos de épocas medievales.
- No se te ocurra ilusionarte con el estudio, podrían llegar a pensar que has caído en las redes del sistema. Convéncete de que la ilusión en el trabajo, al igual que la ilusión en el estudio, sólo es propia de aquellos que han entendido su existencia como sufrimiento, dolor y castigo; ¡estoy hecho polvo, luego existo!
- No se te ocurra preguntar en clase, conserva tu timidez hasta el final. Todos sabemos que no sabemos nada, sigamos nadando en la ignorancia. Sé cauteloso y recuerda que la pregunta no es el origen de la conciencia sino de la insolencia.
- Estos nueve preceptos se resumen en dos; odiarás la ciencia sobre todas las cosas y a los libros como a ti mismo. El alumno perfecto es el ignorante perfecto; nunca tiene la culpa de nada, con él nunca pasa nada... nunca sabe nada.
viernes, 8 de agosto de 2008
Decálogo del Buen Profesor
- Nunca comuniques a tus alumnos los objetivos de la asignatura, si es que alguna vez los has pensado. Los alumnos podrían llegar a darse cuenta de que la asignatura es inútil.
- La información es una fuente de poder: si no quieres perderlo, mantente siempre en una cierta ambigüedad. No des normas claras, ni mucho menos digas qué y cómo vas a evaluar. Te expones a perder autoridad o a que tus alumnos dejen de venir a clase (¿para qué iban a hacerlo?). Cuanto menos te definas estarás mas a salvo de críticas.
- Empéñate en explicar toda la asignatura en tiempo de clase: puedes dar por supuesto que tus alumnos no saben leer. Además si no te pasas toda la clase explicando, tus alumnos podrían llegar a darse cuenta de que no sabes hacer otra cosa.
- Convierte tus clases en clases de dictado. Cuanto más copien tus alumnos, mejor, y cuanto más deprisa, mejor todavía: así no habrá tiempo para preguntas inútiles o incómodas. Además si las cosas van mal, se deberá siempre a los malos apuntes, no a tus malas explicaciones.
- Evalúa solamente al final del curso o con pocos exámenes parciales, o por lo menos, y esto es lo realmente importante, con muy pocas preguntas. A la emoción del examen añadirás la emoción de la lotería. Y ya sabemos todos que el que no sabe una o dos preguntas no puede saber ninguna otra.
- No se te ocurra evaluar con frecuencia a lo largo del curso, aunque sea de una manera mas sencilla e informal, porque los alumnos podrían enterarse de lo que saben, de lo que no saben y de lo que deberían saber. Si esto llega a ocurrir, te expones a tener que aprobar a todos al final, y sufriría tu prestigio de mantener un alto nivel de exigencia.
- No caigas en la tentación de guardar artículos de periódicos o revistas que tengan que ver con tu asignatura, y mucho menos se te ocurra llevarlos a clase. Mantén el prestigio de la ciencia pura.
- Nunca confíes en la motivación de tus alumnos, ni en su capacidad de aportar algo que merezca la pena. Si se han embarcado en una carrera de cinco años es porque no tienen otra cosa mejor que hacer. Y si se trata de niños, lo mismo pero peor.
- Convéncete de que somos pobres y de que la escasez de medios nos impide hacer las cosas mejor. Fotocopiar unos apuntes o un simple guión sale carísimo. Si en tu centro o facultad hay posibilidad de utilizar transparencias u otros cachivaches, no lo hagas: esos juguetes infantilizan la clase.
- Cuando no puedas echar la culpa a los alumnos de lo mal que van las cosas, échasela a la estructura. Los profesores somos ciudadanos por encima de toda sospecha.
jueves, 7 de agosto de 2008
Ya lo dijo Nietzsche: El tiempo es circular
"Las crisis económicas son procesos cíclicos saneadores del sistema a los que sólo sobreviven los más fuertes y resistentes: las cucarachas."
Comentario en "Mi Mesa Cojea"
Comentario en "Mi Mesa Cojea"
miércoles, 6 de agosto de 2008
In Memoriam
Un mundo dividido en pedazos
Por Alexander Solzhenitsyn
Discurso de graduación en Harvard. Jueves, 8 de Junio, 1978
Estoy sinceramente complacido de estar con ustedes con en esta ocasión ocasión del 327° año lectivo en esta antigua e ilustre universidad. Vayan mis felicitaciones y mis mejores deseos para todos aquellos que hoy se gradúan.
El lema de Harvard es "Veritas." Muchos de ustedes ya han aprendido y otros lo aprenderán a lo largo de sus vidas que la verdad nos elude si no nos esforzamos plenamente en seguirla. E incluso mientras nos elude, la ilusión por conocerla todavía persiste y nos lleva a algunos desaciertos. Además, la verdad raramente es grata; casi siempre es amarga. También hay algunas amarguras en mi discurso de hoy. Pero deseo suscitar esa ansiedad no como un adversario sino como un amigo.
Hace tres años en Estados Unidos, dije ciertas cosas que parecían inaceptables. Hoy, sin embargo, mucha gente coincide con lo que yo he dicho...
La división del mundo de hoy es perceptible incluso contemplado superficialmente. Cualquiera de nuestros contemporáneos rápidamente identificaría dos potencias mundiales, cada una de ellas capaz de destruir enteramente a la otra. Sin embargo, la comprensión de esta división a menudo está limitada a la concepción política, a la ilusión de que el peligro puede ser conjurado mediante negociaciones diplomáticas exitosas o por un cuidadoso equilibrio de fuerzas armadas. La verdad es que esta división es mucho más profunda y más alienante; la ruptura es mayor de lo que puede parecer a primera vista. Esta profunda y múltiple ruptura conlleva el peligro de múltiples desastres para todos nosotros, según la antigua verdad de que un Reino – en este caso, nuestra Tierra – divido contra sí mismo no puede subsistir.
Mundos contemporáneos
Ahí está el concepto del Tercer Mundo: así pues, ya tenemos tres mundos. Indudablemente, sin embargo, el número es incluso mayor, sólo que estamos demasiado lejos para verlo. Algunas antiguas culturas autónomas están arraigadas profundamente, especialmente si se han extendido sobre la mayor parte de la Tierra, constituyendo un mundo autónomo, llenas de acertijos y sorpresas para el pensamiento Occidental. Como mínimo, debemos incluir en esa categoría a China, la India, el mundo musulmán y África, si efectivamente aceptamos la aproximación de mirar las dos últimas como unidades compactas. Durante mil años Rusia ha pertenecido a tal categoría, aunque el pensamiento Occidental sistemáticamente cometa el error de negarle su carácter autónomo, y por ello nunca la entendió, del mismo modo que hoy Occidente no comprende a Rusia en la cautividad comunista. Puede ser que en años pasados Japón ha sido cada vez más como una parte distante de Occidente, no quiero opinar sobre eso aquí; pero, Israel, por ejemplo, pienso que permanece separado del mundo Occidental aunque sólo sea porque su sistema estatal permanece ligado a la religión.
Hace relativamente poco tiempo el pequeño mundo de la Europa moderna fácilmente incautaba colonias por todo el globo, no sólo sin ninguna resistencia, sino también, por lo general, con desprecio de los posibles valores de los pueblos conquistados hacia la vida. En este sentido, tuvo un éxito abrumador, no hubo fronteras geográficas para ello. La sociedad Occidental se expandió como un triunfo de humana independencia y poder. Y de repente, en el siglo XX, se descubre su fragilidad e inconsistencia. Ahora vemos que las conquistas probaron ser de corta y precaria vida, y este giro señala los defectos en la visión del mundo con que Occidente contemplaba dichas conquistas. Las relaciones con el antiguo mundo colonial ahora se han tornado en su contra y el mundo Occidental a menudo llega a extremos de obsequiosidad, pero aún es difícil estimar la factura total que los antiguos países coloniales presentarán a Occidente; es difícil predecir si la entrega no sólo de las últimas colonias, sino de todo lo que posee será suficiente para que saldar esa cuenta.
Convergencia
Con todo, la ceguera de la superioridad continúa con molestia para todos y sostiene la creencia de que, por todas partes, vastas regiones de nuestro planeta deberían desarrollarse y madurar hasta alcanzar el nivel actual del sistema político occidental, que en teoría es el mejor y en la práctica el más atractivo. Existe la creencia de que todos aquellos otros mundos están sólo siendo temporalmente impedidos por débiles gobiernos, o por fuertes crisis, o por su propia barbarie o incomprensión para tomar la vía de las democracias pluralista Occidentales y adoptar su forma de vida. Los países son evaluados y juzgados según el incremento de su progreso en esta dirección. Sin embargo, esta concepción es el fruto de la incomprensión occidental de la esencia de los otros mundos; es un resultado de medirlos equivocadamente a todos con el mismo criterio occidental. La imagen real del desarrollo de nuestro planeta es completamente diferente.
La angustia provocada por un mundo dividido hizo nacer la teoría de la convergencia entre los principales países Occidentales y la Unión Soviética. Es una teoría tranquilizadora que pasa por alto el hecho que esos mundos no se están evolucionando similarmente; ni tampoco uno puede ser transformado en otro sin el uso de la violencia. Además, la convergencia inevitablemente implica la aceptación de los defectos de la otra parte, y esto es difícilmente deseable.
Si yo estuviera hoy hablando en un auditorio en mi país, examinando el diseño general de la ruptura del mundo me habría concentrado en las calamidades del Este. Pero dado mi forzado exilio en el Oeste desde hace cuatro años, y ya que mi audiencia es occidental, pienso que puede ser de mayor interés concentrarme en ciertos aspectos del Occidente en nuestros días, tal como los veo.
El declive de la valentía
La merma de coraje puede ser la característica más sobresaliente que un observador imparcial nota en Occidente en nuestros días. El mundo Occidental ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como individualmente, en cada país, en cada gobierno, cada partido político y por supuesto en las Naciones Unidas. Tal descenso de la valentía se nota particularmente en las élites gobernantes e intelectuales y causa una impresión de cobardía en toda la sociedad. Desde luego, existen muchos individuos valientes pero no tienen suficiente influencia en la vida pública. Burócratas, políticos e intelectuales muestran esta depresión, esta pasividad y esta perplejidad en sus acciones, en sus declaraciones y más aún en sus autojustificaciones tendientes a demostrar cuán realista, razonable, inteligente y hasta moralmente justificable resulta fundamentar políticas de Estado sobre la debilidad y la cobardía. Y este declive de la valentía es acentuado irónicamente por las explosiones ocasionales de cólera e inflexibilidad de parte de los mismos funcionarios cuando tienen que tratar con gobiernos débiles, con países que carecen de respaldo, o con corrientes desacreditadas, claramente incapaces de ofrecer resistencia alguna. Pero quedan mudos y paralizados cuando tienen que vérselas con gobiernos poderosos y fuerzas amenazadoras, con agresores y con terroristas internacionales.
¿Habrá que señalar que, desde la más remota antigüedad, la pérdida de coraje ha sido considerada siempre como el principio del fin?
Bienestar
Cuando se formaron los Estados occidentales modernos, se proclamó como principio fundamental que los gobiernos están para servir al hombre y que éste vive para ser libre y alcanzar la felicidad. (Véase, por ejemplo, la Declaración de Independencia norteamericana). Ahora, por fin, durante las últimas décadas, el progreso tecnológico y social ha permitido la realización de esas aspiraciones: el Estado de Bienestar. Cada ciudadano tiene garantizada la deseada libertad y los bienes materiales en tal cantidad y calidad como para garantizar en teoría el alcance de la felicidad, en el sentido moralmente inferior en que ha sido entendida durante estas últimas décadas. En el proceso, sin embargo, ha sido pasado por alto un detalle psicológico: el constante deseo de poseer cada vez más cosas y un nivel de vida cada vez más alto, con la obsesión que esto implica, ha impreso en muchos rostros occidentales rasgos de ansiedad y hasta de depresión, aunque sea habitual ocultar cuidadosamente estos sentimientos. Esta tensa y activa competencia ha venido a dominar todo el pensamiento humano y no abre, en lo más mínimo, el camino hacia el libre desarrollo espiritual. Se ha garantizado la independencia del individuo a muchos tipos de presión estatal; la mayoría de las personas gozan del bienestar en una medida que sus padres y abuelos no hubieran siquiera soñado con obtener; ha sido posible educar a los jóvenes de acuerdo con estos ideales, conduciéndolos hacia el esplendor físico, felicidad, posesión de bienes materiales, dinero y tiempo libre, hasta una casi ilimitada libertad de placeres. De este modo ¿quién renunciaría ahora a todo esto? ¿Por qué y en beneficio de qué habría uno de arriesgar su preciosa vida en la defensa del bien común, especialmente en el nebuloso caso que la seguridad de la propia nación tuviera que ser defendida en algún lejano país?
Incluso la biología nos dice que la seguridad y el bienestar extremo habitual no resultan ventajosos para un organismo vivo. Hoy, el bienestar en la vida de la sociedad Occidental ha comenzado a revelar su máscara perniciosa.
Vida legalista
La sociedad occidental ha elegido para si misma la organización más adecuada a sus fines, basados, diría, en la letra de la ley. Los límites de lo correcto y de los derechos humanos se encuentran determinados por un sistema de leyes, cuyos límites son muy amplios. La gente en Occidente ha adquirido una considerable capacidad para usar, interpretar y manipular la ley (aun cuando estas leyes tienden a ser tan complicadas que la persona promedio no puede ni comprenderlas sin la ayuda de un experto). Todo conflicto se resuelve de acuerdo a la letra de la ley y este procedimiento está considerado como una solución perfecta. Si uno está a cubierto desde el punto de vista legal, ya nada más es requerido. Nadie mencionaría que, a pesar de ello, uno podría seguir sin tener razón. Exigir una autolimitación o una renuncia a estos derechos, convocar al sacrificio y a asumir riesgos con abnegación, sonaría a algo simplemente absurdo. El autocontrol voluntario es algo casi desconocido: todo el mundo se afana por lograr la máxima expansión posible del límite extremo impuesto por los marcos legales. (Una compañía petrolera es legalmente libre de culpa cuando compra la patente de un nuevo tipo de energía para prevenir su uso. Un fabricante de un producto alimenticio es legalmente libre de culpa cuando envenena su producto para darle más larga vida: después de todo, la gente es libre no comprarlo.)
He pasado toda mi vida bajo un régimen comunista y les diré que una sociedad carente de un marco legal objetivo es algo terrible, en efecto. Pero una sociedad sin otra escala que la legal tampoco es completamente digna del hombre. Pero una sociedad basada sobre los códigos de la ley, y que nunca llega a algo más elevado, pierde la oportunidad de aprovechar a pleno todo el rango completo de las posibilidades humanas. Un código legal es algo demasiado frío y formal como para poder tener una influencia beneficiosa sobre la sociedad. Siempre que el fino tejido de la vida se teje de relaciones juridicistas, se crea una atmósfera de mediocridad moral, que paraliza los impulsos más nobles del hombre.
Y será simplemente imposible enfrentar los conflictos de este amenazante siglo con tan sólo el respaldo de una estructura legalista.
La orientación de la libertad
La sociedad occidental actual nos ha hecho ver la diferencia que hay entre una libertad para las buenas acciones y la libertad para las malas. Un estadista que quiera lograr algo importante y altamente constructivo para su país está obligado a moverse con mucha cautela y hasta con timidez. Miles de apresurados (e irresponsables) críticos estarán pendiente de él. Constantemente será desairado por el parlamento y por la prensa. Tendrá que demostrar que cada uno de sus pasos está bien fundamentado y es absolutamente impecable. El resultado final es que una gran persona, auténticamente extraordinaria, no tiene ninguna posibilidad de imponerse. Se le pondrán docenas de trampas desde el mismo inicio. Y de esta manera la mediocridad
En todas partes es posible, y hasta fácil, socavar el poder administrativo. De hecho, este poder ha sido drásticamente debilitado en todos los países occidentales. La defensa de los derechos individuales ha alcanzado tales extremos que deja a la sociedad totalmente indefensa contra ciertos individuos. Es hora, en Occidente, de defender no tanto los derechos humanos sino las obligaciones humanas.
Por el otro lado, a la libertad destructiva e irresponsable se le ha concedido un espacio ilimitado. La sociedad ha demostrado tener escasas defensas contra el abismo de la decadencia humana; por ejemplo, contra el abuso de la libertad que conduce a la violencia moral contra los jóvenes bajo la forma de películas repletas de pornografía, crimen y horror. Todo esto es considerado como parte integrante de la libertad, y se asume que está teóricamente equilibrado por el derecho de los jóvenes a no mirar y a no aceptar. De este modo, la vida organizada en forma legalista demuestra su incapacidad para defenderse de la corrosión de lo perverso.
¿Y qué podemos decir de los oscuros ámbitos de la criminalidad? Los límites legales (especialmente en los Estados Unidos) son lo suficientemente amplios como para alentar no sólo la libertad individual sino también el abuso de esta libertad. El culpable puede terminar sin castigo, o bien obtener una compasión inmerecida, todo ello con el apoyo de miles de defensores en la sociedad. Cuando un gobierno seriamente se pone a erradicar la subversión, la opinión pública inmediatamente lo acusa de violar los derechos civiles de los terroristas. Hay una buena cantidad de estos casos.
El sesgo de la libertad hacia el mal se ha producido en forma gradual, pero evidentemente emana de un concepto humanista y benevolente según el cual el ser humano – el rey de la creación – no es portador de ningún mal intrínseco y todos los defectos de la vida resultan causados por sistemas sociales descarriados que, por consiguiente, deben ser corregidos. Sin embargo y extrañamente, a pesar de que las mejores condiciones sociales han sido logradas en Occidente, sigue subsistiendo una buena cantidad de crímenes; incluso hay considerablemente más criminalidad en Occidente que en la pauperizada y legalmente arbitraria sociedad soviética. (Es cierto que hay una multitud de prisioneros en nuestros campos de concentración acusados de ser criminales, pero la mayoría de ellos jamás cometió crimen alguno. Simplemente trataron de defenderse de un Estado ilegal que recurría al terror fuera de un marco jurídico).
La orientación de la prensa
La prensa, por supuesto, goza de la más amplia libertad. (Voy a usar el término “prensa” para referirme a todos los medios de difusión masiva.) Pero ¿cómo utiliza esta libertad?
Aquí, otra vez, la suprema preocupación es no infringir el marco legal. No existe una auténtica responsabilidad moral por la distorsión o la desproporción. ¿Qué clase de responsabilidad tiene el periodista de un diario frente a sus lectores o frente a la historia? Cuando se ha llevado a la opinión pública hacia carriles equivocados mediante información inexacta o conclusiones erradas ¿conocemos algún caso en que el mismo periodista o el mismo diario lo hayan reconocido pidiendo disculpas públicamente? No. Eso perjudicaría las ventas. Una nación podrá sufrir las peores consecuencias por un error semejante, pero el periodista siempre saldrá impune. Lo más probable es que, con renovado aplomo, sólo empezará a escribir exactamente lo contrario de lo que dijo antes.
Dado que se exige una información instantánea y creíble, se hace necesario recurrir a presunciones, rumores y suposiciones para rellenar los huecos; y ninguno de ellos será desmentido. Quedarán asentados en la memoria del lector. ¿Cuántos juicios apresurados, inmaduros, superficiales y engañosos se expresan todos los días, primero confundiendo a los lectores y luego dejándolos colgados? La prensa puede, o bien asumir el papel de la opinión pública, o bien puede pervertirla. De este modo podemos tener a terroristas glorificados como héroes; o bien ver cómo asuntos secretos pertenecientes a la defensa nacional resultan públicamente revelados; o podemos ser testigos de la desvergonzada violación de la privacidad de personas famosas bajo el eslogan de “todo el mundo tiene derecho a saberlo todo”. (Aunque éste es el falso eslogan de una falsa era. De un valor muy superior es el desacreditado derecho de las personas a no saber; que no se abarroten sus divinas almas con chismes, estupideces y habladurías vanas. Una persona que trabaja y que lleva una vida plena de sentido, no tiene ninguna necesidad de este excesivo y sofocante flujo de información.)
Precipitación y superficialidad son la enfermedad psíquica del vigésimo siglo y más que en cualquier otro lugar esta enfermedad se refleja en la prensa. El análisis profundo de un problema es anatema para la prensa. Se queda en fórmulas sensacionalistas.
Sin embargo, así como está dispuesta, la prensa se ha convertido en el mayor poder dentro de los países occidentales, excediendo el de las legislaturas, los ejecutivos y los judiciales Entonces, uno quisiera preguntar: ¿en virtud de qué norma ha sido elegida y ante quién es responsable? En el Este comunista, a un periodista abiertamente se lo designa como funcionario del Estado. Pero ¿quién ha elegido a los periodistas occidentales que ocupan esta posición de poder, y por cuanto tiempo, y con qué prerrogativas?
Existe todavía otra sorpresa para alguien que viene del Este totalitario con su prensa rigurosamente unificada. Uno descubre una común tendencia de preferencias dentro de la generalidad de la prensa occidental (el espíritu de la época), modelos de juicio generalmente aceptados, y quizás hasta intereses corporativos comunes, con lo que el efecto resultante no es el de la competencia sino el de la unificación. Existe una libertad irrestricta para la prensa, pero no para los lectores, porque los diarios transmiten mayormente, de un modo forzado y sistemático, aquellas opiniones que no se contradicen en forma demasiado abierta con su propia opinión y con la tendencia general mencionada.
Una moda en el pensamiento
Sin ninguna censura en Occidente, las tendencias de moda en el pensamiento y en las ideas resultan fastidiosamente separadas de aquellas que no están de moda y estas últimas, sin llegar a ser jamás prohibidas, tienen muy escasas posibilidades de verse reflejadas en periódicos y libros, o de ser escuchadas en universidades. Vuestros académicos son libres en un sentido legal, pero están acorralados por la moda del capricho predominante. No existe la violencia explícita del Este; pero una selección impuesta por la moda y por la necesidad de acomodarse a las normas masivas, frecuentemente impide que las personas con mayor independencia de criterio contribuyan a la vida pública. Hay una peligrosa tendencia a formar una manada, apagando las iniciativas exitosas. En los Estados Unidos he recibido cartas de personas altamente inteligentes – como, por ejemplo, el maestro de un pequeño colegio lejano- que hubiera podido hacer mucho por la renovación y salvación de su país, pero su país no pudo escucharlo porque los medios no le ofrecían un foro adecuado. Esto da lugar a fuertes prejuicios masivos, a una ceguera que es peligrosa en nuestra dinámica era. Un ejemplo de ello es la interpretación autocomplaciente del estado de cosas en el mundo contemporáneo que funciona como una especie de armadura puesta alrededor de la mente de las personas, a punto tal que las voces humanas de diecisiete países de Europa Oriental y del Lejano Oriente asiático no pueden perforarla. Sólo se terminará rompiendo por la inexorable palanca de los acontecimientos.
He mencionado algunos pocos rasgos de la vida occidental que sorprenden y asombran a un recién llegado a este mundo. El propósito y los alcances de esta disertación me impiden continuar con este examen, particularmente en lo relacionado con el impacto que estas características tienen sobre importantes aspectos de la vida de una nación, tales como la educación, tanto la elemental como la avanzada en artes y humanidades.
Socialismo
Está casi universalmente aceptado que Occidente le muestra al resto del mundo el camino hacia el desarrollo económico exitoso, aún cuando en los últimos años ha sido perturbado fuertemente por una caótica inflación. Con todo, muchas personas que viven en Occidente están insatisfechas con su propia sociedad. La desprecian o la acusan de no estar ya al nivel de lo que requiere la madurez de la humanidad. Y esto empuja a muchos a inclinarse por el socialismo, lo cual es una falsa y peligrosa tendencia.
Espero que ninguno de los presentes sospechará que expreso mi crítica parcial al sistema occidental a fin de sugerir al socialismo como una alternativa. No. Con la experiencia que tengo de un país en dónde el socialismo ha sido instituido, no hablaré de una alternativa así. El matemático Igor Shafarevich, miembro de la Academia Soviética de Ciencias, ha escrito un libro brillantemente argumentado titulado “Socialismo”, en el cual efectúa un penetrante análisis histórico y demuestra que el socialismo, de cualquier tipo o matiz, conduce a la destrucción total del espíritu humano y a la nivelación de la humanidad en la muerte. El libro de Shafarevich fue publicado en Francia hace ya casi dos años y hasta el presente no se ha encontrado a nadie capaz de refutarlo. Dentro de poco, se publicará en inglés en los Estados Unidos.
No es un modelo
Pero si alguien me preguntara, en cambio, si yo propondría a Occidente, tal como es en la actualidad, como modelo para mi país, francamente respondería en forma negativa. No. No recomendaría vuestra sociedad como un ideal para la transformación de la nuestra. A través de profundos sufrimientos, las personas en nuestro país han tenido un desarrollo espiritual de tal intensidad que el sistema occidental, en su presente estado de agotamiento, ya no aparece como atractivo. Incluso las características de vuestra vida que acabo de enumerar resultan extremadamente entristecedoras.
Un hecho que no puede ser cuestionado es el debilitamiento de la personalidad humana en Occidente mientras que en el Este esa personalidad se ha vuelto más firme y más fuerte. Seis décadas para nuestra gente y tres décadas para la de Europa Oriental; durante todo este tiempo hemos pasado por un entrenamiento espiritual que aventaja, de lejos, a lo experimentado por Occidente. La compleja y mortal presión de la vida cotidiana ha producido personalidades más fuertes, más profundas y más interesantes que las generadas por el bienestar estandardizado de Occidente. Por lo tanto, si nuestra sociedad hubiese de ser transformada en la vuestra, ello significaría una mejora en determinados aspectos, pero también un empeoramiento en algunos puntos particularmente significativos. Por supuesto, una sociedad no puede permanecer indefinidamente en un abismo de arbitrariedad legal como es el caso en nuestro país. Pero también le resultará denigrante elegir la automática suavidad legalista, como es vuestro caso. Después de décadas de sufrimiento, violencia y opresión, el alma humana anhela cosas más altas, más cálidas y más puras que las ofrecidas por los hábitos de convivencia masiva introducidos por la invasión repugnante de la publicidad, el aturdimiento televisivo y la música insoportable.
Todo esto es visible para numerosos observadores de todos los mundos de nuestro planeta. Resulta cada vez menos probable que el estilo de vida occidental se convierta en el modelo a seguir.
Hay advertencias significativas de la historia para una sociedad amenazada de muerte. Tal es, por ejemplo, la decadencia del arte, o la carencia de grandes estadistas. Hay otras advertencias abiertas y evidentes, también. El centro de su democracia y de su cultura se lesiona tan sólo por la ausencia de energía eléctrica por algunas horas, pues repentinamente muchedumbres de ciudadanos americanos comienza a saquear y a causar estrago. La capa superficial de protección debe ser muy delgada, lo que indica que el sistema social resulta inestable y malsano.
Pero la lucha por nuestro planeta, en lo físico y en lo espiritual, esa lucha de proporciones cósmicas no es una vaga cuestión del futuro. Ya ha comenzado. Las fuerzas del mal ya han lanzado su ofensiva decisiva. Podríais sentir su presión pero vuestros monitores y vuestras publicaciones todavía están llenas de las obligatorias sonrisas y de los brindis con los vasos en alto. ¿A qué viene tanta alegría?
Miopía
Algunos representantes muy bien conocidos de su sociedad, tales como George Kennan, dicen: no podemos aplicar criterios morales a la política. Así mezclamos el bien y el mal, lo derecho y lo torcido y damos oportunidad para el triunfo absoluto del Mal en el mundo. Por el contrario, sólo los criterios morales puede ayudar a Occidente contra la estrategia bien prevista del mundo del comunismo. No hay otros criterios. Las consideraciones prácticas u ocasionales de cualquier clase serán barridas inevitablemente por la estrategia comunista. Después que se ha alcanzado un cierto nivel del problema, el pensamiento legalista induce a la parálisis; evita que uno vea el tamaño y significado de los acontecimientos reales.
A pesar de la abundancia de información, o quizá debido a ella, Occidente tiene dificultades para entender la realidad tal como es. Ha habido predicciones ingenuas por algunos expertos americanos que creyeron que Angola se convirtió en el Vietnam de la Unión Soviética o que la expedición cubana en África sería detenida por la especial atención de Estados Unidos a Cuba. El consejo de Kennan a su propio país - comenzar el desarme unilateral - pertenece a la misma categoría. ¡Si usted supiera cómo se ríen de sus magos políticos los funcionarios del Moscow Old Square [1]! En cuanto a Fidel Castro, él francamente desprecia a Estados Unidos, enviando a sus tropas a aventuras distantes estando su país junto al de ustedes.
Sin embargo, el error más cruel ocurrió con la incomprensión de la guerra de Vietnam. Algunos querían sinceramente que todas las guerras se detuvieran cuanto antes; otros creyeron que debería haber lugar para la autodeterminación en Vietnam, o en Camboya, como vemos hoy con claridad particular. Pero los miembros del movimiento pacifista de Estados Unidos participaron en la traición de lejanas naciones del Este, en un genocidio, y en el sufrimiento impuesto hoy a 30 millones de personas de aquellos países. ¿Esos pacifistas convencidos oyen los gemidos que vienen de allá? ¿Entienden su responsabilidad hoy? ¿O prefieren no oír? La CIA americana perdió su nervio y como consecuencia el peligro se ha acercado mucho más a los Estados Unidos. Pero no hay conocimiento de esto. La miopía de los políticos que firmaron una precipitada capitulación en Vietnam aparentemente dieron a América un respiro de despreocupación; sin embargo, un Vietnam multiplicado por cien asoma ahora sobre ustedes. Ese Vietnam pequeño había sido una advertencia y una ocasión para movilizar el valor de la nación. Pero si una América completamente apertrechada sufrió una verdadera derrota por un pequeño país comunista, ¿cómo puede Occidente esperar permanecer firme en el futuro?
Ya he tenido ocasión de decir que en el siglo XX la democracia no ha ganado ninguna guerra importante sin la ayuda y protección de un aliado continental cuya filosofía e ideología no preguntó. En la Segunda Guerra Mundial contra Hitler, en vez de ganar esa guerra con sus propias fuerzas, que habrían sido ciertamente suficientes, la democracia occidental cultivó a otro enemigo con más poder todavía, pues Hitler nunca tuvo tantos recursos y tanta gente, ni ofreció ideas atractivas, ni tuvo una gran cantidad de partidarios en el oeste -- una quinta columna potencial -- como la Unión Soviética. Actualmente, algunas voces occidentales han hablado ya de obtener la protección de un tercer poder contra la agresión en el próximo conflicto mundial, si lo hay; en este caso el protector sería China. Pero no le desearía tal protector a ningún país en el mundo. Primero de todo, es otra vez una alianza con el Mal; además, concedería a Estados Unidos un plazo, pero cuando a última hora China con sus mil millones personas se volteara armada con las armas americanas, América misma caería presa de un genocidio similar al que se esta perpetrado en Camboya en nuestros días.
Pérdida de voluntad
Pero ningún arma, no importa cuál sea su poder, pueden ayudar a Occidente mientras no supere la pérdida de su fuerza de voluntad. En un estado de la debilidad psicológica, las armas se convierten en una carga para el lado de quienes capitulan. Para defenderse, uno debe también estar preparado para morir; esta preparación escasea en una sociedad educada en el culto del bienestar material. Nada queda entonces, solamente las concesiones, intentos de ganar tiempo y la traición. Así, en la vergonzosa conferencia de Belgrado los diplomáticos del Occidente libre entregaron en su debilidad la frontera donde los miembros de los Grupos Vigilantes de Helsinki están sacrificando sus vidas.
El pensamiento occidental ha llegado a ser conservador: la situación del mundo debe permanecer como está a cualquier coste, allí no debe ser ningún cambio. Este sueño debilitante de un status quo irreformable es el síntoma de una sociedad que ha llegado al final de su desarrollo. Uno debe ser ciego para no ver que los océanos ya no pertenecen a Occidente, mientras que la tierra bajo su dominio sigue disminuyendo. Las dos llamadas guerras mundiales (en realidad todavía estaban lejos de tener esa escala mundial) han significado la autodestrucción interna del pequeño y progresivo Occidente que ha preparado así su propio final. La siguiente guerra (que no tiene que ser atómica y no creo que lo sea) puede quemar la civilización occidental para siempre.
Enfrentando tales peligros, con tantos valores históricos en su pasado, con tan alto nivel de realización de la libertad y de devoción a la libertad, ¿cómo es posible perder en tal grado la voluntad para defenderse?
Humanismo y sus consecuencias
¿Cómo es que se ha producido esta adversa relación de fuerzas? ¿Cómo es que Occidente ha caído de su marcha triunfal hasta su debilidad presente? ¿Acaso han existido desvíos fatales y pérdidas de orientación en su desarrollo? No parece ser así. Occidente se mantuvo avanzando en forma constante de acuerdo a sus proclamadas intenciones sociales, a la par de su asombroso progreso tecnológico. Y súbitamente se ha encontrado en su posición actual de debilidad.
Esto significa que el error debe estar en la raíz, en la misma base del pensamiento humano de los últimos siglos. Me refiero a la visión occidental que prevalece en el mundo de hoy, que nace del Renacimiento y encuentra su expresión política a partir de la Ilustración. Esta visión se convirtió en la base de todas las doctrinas políticas o sociales y podríamos llamarla humanismo racionalista o autarquía humanística. Es la autoproclamada y practicada autonomía del ser humano de cualquier fuerza superior. También podría ser llamado antropocentrismo, con el ser humano visto como ocupando el centro de todo lo que existe.
El punto de inflexión provocado por el Renacimiento probablemente fue inevitable desde el punto de vista histórico. La Edad Media había llegado a su término natural por agotamiento, convirtiéndose en una represión despótica intolerable de la naturaleza física del ser humano a favor de su naturaleza espiritual. Pero, después, nos retiramos de lo espiritual y fuimos abrazando todo lo que es material de un modo excesivo e ilimitado. La nueva forma humanística el pensamiento, que había sido proclamada nuestra guía, no admitía la existencia de una maldad intrínseca en el ser humano, ni entreveía una misión más elevada que el logro de la felicidad terrenal. Dio inicio a la civilización occidental con una peligrosa tendencia a idolatrar al hombre y a sus necesidades materiales. Todo lo que estaba más allá del bienestar físico y de la acumulación de bienes materiales; todas las demás necesidades y características humanas de una naturaleza superior y más sutil, quedaron fuera del área de atención de los sistemas sociales y estatales, como si la vida humana no tuviese un significado superior. Eso proporcionó su acceso al Mal, que en nuestros días fluye libre y constante. La simple libertad per se no resuelve en lo más mínimo todos los problemas de la vida humana y hasta agrega una buena cantidad de problemas nuevos.
Y aún así, en las primeras democracias, como en la democracia norteamericana por la época de su nacimiento, todos los derechos humanos fueron conferidos sobre la base de que el ser humano es una criatura de Dios. Esto es: la libertad le fue conferida al individuo en forma condicional, en la presunción de su constante responsabilidad religiosa. Esa era la tradición de los mil años precedentes. Hace doscientos y hasta hace cincuenta años atrás, hubiera sido casi inimaginable en los Estados Unidos que se le concediese la libertad ilimitada a un individuo simplemente para la satisfacción de sus caprichos personales.
Después, sin embargo, todas estas limitaciones resultaron erosionadas en la totalidad de Occidente. Se produjo una emancipación absoluta de la herencia moral de los siglos cristianos con sus grandes reservas de misericordia y sacrificio. Los sistemas estatales se volvieron aun más materialistas. Finalmente, Occidente conquistó los derechos humanos, incluso en exceso, pero el sentido de responsabilidad del ser humano ante Dios y ante la sociedad se ha vuelto cada vez más débil. Durante las últimas décadas, el egoísmo legalista de la cosmovisión occidental ha llegado asu apogeo y el mundo se encuentra en una aguda crisis espiritual y en una transición política. Todos los celebrados logros tecnológicos del progreso, incluyendo la conquista del espacio exterior, no alcanzan para redimir la pobreza moral del Siglo XX, una pobreza que nadie hubiera imaginado incluso todavía hacia fines del Siglo XIX
Un parentesco inesperado
En la medida en que el humanismo en su desarrollo se fue volviendo más y más materialista, progresivamente permitió conceptos que resultaron utilizados por el socialismo primero y por el comunismo después. De este modo, Carlos Marx pudo decir, en 1844, que el “comunismo es humanismo naturalizado”.
Esta afirmación no es enteramente irracional. Uno puede detectar las mismas piedras fundamentales de un humanismo erosionado en cualquier tipo de socialismo: materialismo ilimitado; liberación de la religión y de la responsabilidad religiosa (algo que en los regímenes comunistas llega al estadio de la dictadura antirreligiosa); concentración de las estructuras sociales bajo un criterio supuestamente científico. (Esto último es típico tanto de la Ilustración como del marxismo). No es ninguna casualidad que las grandes promesas retóricas del comunismo giren alrededor del Hombre (con “H” mayúscula) y su felicidad terrenal. A primera vista parece un feo paralelismo: ¿Tendencias comunes en el pensamiento y en el estilo de vida del Occidente y del Este actuales? Pero ésa es la lógica del desarrollo materialista.
Más aún, la interrelación es tal que la corriente materialista que está más hacia la izquierda, siendo que de este modo es la más consistente, siempre demuestra ser la más fuerte, la más atractiva y victoriosa. El humanismo ha perdido su herencia cristiana y no puede prevalecer en esta competencia. De esta forma, durante los siglos pasados, y especialmente durante las décadas recientes, a medida en que el proceso se fue volviendo más agudo, el alineamiento de las fuerzas fue como sigue: el liberalismo resultó inevitablemente desplazado por el extremismo; el extremismo tuvo que rendirse ante el socialismo y el socialismo no pudo resistirse al comunismo.
El régimen comunista en el Este ha podido perdurar y crecer gracias al entusiasta apoyo de un enorme número de intelectuales occidentales quienes (¡sintiendo el parentesco!) se negaron a ver los crímenes de los comunistas y, cuando ya no pudieron seguir negándolos, intentaron justificarlos. El problema persiste: en nuestros Estados del Este el comunismo ha sufrido una derrota ideológica total; su prestigio es cero y aun menos que cero. Y a pesar de eso los intelectuales occidentales todavía lo miran con considerable interés y afinidad, siendo que es precisamente esto lo que le hace tan inmensamente difícil a Occidente el resistirse ante el Este.
Antes del cambio
No voy a examinar el caso de un desastre producido por una guerra mundial y los cambios que produciría en la sociedad. Mientras nos despertemos todas las mañanas bajo un pacífico sol, tendremos que llevar una vida cotidiana. Pero hay un desastre que ya está muy entre nosotros. Estoy refiriéndome a la calamidad de una conciencia desespiritualizada y de un humanismo irreligioso.
Este criterio ha hecho del hombre la medida de todas las cosas que existen sobre la tierra; ese mismo ser humano imperfecto que nunca está libre de jactancia, egoísmo, envidia, vanidad y toda una docena de otros defectos. Estamos ahora pagando por los errores que no fueron apropiadamente evaluados al inicio de la jornada. Por el camino del Renacimiento hasta nuestros días hemos enriquecido nuestra experiencia pero hemos perdido el concepto de una Entidad Suprema Completa que solía limitar nuestras pasiones y nuestra irresponsabilidad.
Hemos puesto demasiadas esperanzas en la política y en las reformas sociales, sólo para descubrir que terminamos despojados de nuestra posesión más preciada: nuestra vida espiritual, que está siendo pisoteada por la jauría partidaria en el Este y por la jauría comercial en Occidente. Esta es la esencia de la crisis: la escisión del mundo es menos aterradora que la similitud de la enfermedad que ataca a sus miembros principales.
Si, como pretende el humanismo, el ser humano naciese solamente para ser feliz, no nacería para morir. Desde el momento en que su cuerpo está condenado a muerte, su misión sobre la tierra evidentemente debe ser más espiritual y no sólo disfrutar incontrolablemente de la vida diaria; no la búsqueda de las mejores formas de obtener bienes materiales y su despreocupado consumo. Tiene que ser el cumplimiento de un serio y permanente deber, de modo tal que el paso de uno por la vida se convierta, por sobre todo, en una experiencia de crecimiento moral. Para dejar la vida siendo un ser humano mejor que el que entró en ella.
Es imperativo reconsiderar la escala de los valores humanos usuales; su presente tergiversación es pasmosa. No es posible que la evaluación del desempeño de un Presidente se reduzca a la cuestión de cuanta plata uno gana o a la disponibilidad de gasolina. Solamente alimentando voluntariamente en nosotros mismos un autocontrol sereno y libremente aceptado puede la humanidad erguirse por sobre la tendencia mundial al materialismo.
Hoy sería retrógrado aferrarnos a las petrificadas fórmulas de la Ilustración. Un dogmatismo social de esa especie nos deja inermes frente a los desafíos de nuestros tiempos.
Aún si nos libramos de la destrucción por la guerra, la vida tendrá que cambiar bajo pena de perecer por si misma. No podemos evitar una reevaluación de las definiciones fundamentales de la vida y de la sociedad. ¿Es cierto que el ser humano está por encima de todas las cosas? ¿No hay un Espíritu Superior por encima de él? ¿Está bien que la vida de una persona y las actividades de una sociedad estén guiadas sobre todo por una expansión material? ¿Es permisible promover esa expansión a costa de la integridad de nuestra vida espiritual?
Si el mundo no se ha acercado a su fin, al menos ha arribado a una importante divisoria de aguas en la Historia, igual en importancia al paso de la Edad Media al Renacimiento. Demandará de nosotros un fuego espiritual. Tendremos que alzarnos a la altura de una nueva visión, un nuevo nivel de vida, dónde nuestra naturaleza física no será anatematizada como en la Edad Media, pero, más centralmente aún, nuestro ser espiritual no será pisoteado como en la Edad Moderna.
La ascensión es similar a un escalamiento hacia la próxima etapa antropológica. Nadie, en todo el mundo, tiene más salida que hacia un solo lado: hacia arriba.
Notas
[1] La Old Square en Moscú (Staraya Ploshchad) es la plaza donde reside el cuartel general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (CPSU); este es el verdadero nombre de lo que en Occidente es conocido como “El Kremlin."
Fuente: Texts of Famous Speeches, Harvard.
Fomateado a HTML by The Augustine Club at Columbia University, 1997.
Referencia en un comentario de Proyecto Seléucida.
Por Alexander Solzhenitsyn
Discurso de graduación en Harvard. Jueves, 8 de Junio, 1978
Estoy sinceramente complacido de estar con ustedes con en esta ocasión ocasión del 327° año lectivo en esta antigua e ilustre universidad. Vayan mis felicitaciones y mis mejores deseos para todos aquellos que hoy se gradúan.
El lema de Harvard es "Veritas." Muchos de ustedes ya han aprendido y otros lo aprenderán a lo largo de sus vidas que la verdad nos elude si no nos esforzamos plenamente en seguirla. E incluso mientras nos elude, la ilusión por conocerla todavía persiste y nos lleva a algunos desaciertos. Además, la verdad raramente es grata; casi siempre es amarga. También hay algunas amarguras en mi discurso de hoy. Pero deseo suscitar esa ansiedad no como un adversario sino como un amigo.
Hace tres años en Estados Unidos, dije ciertas cosas que parecían inaceptables. Hoy, sin embargo, mucha gente coincide con lo que yo he dicho...
La división del mundo de hoy es perceptible incluso contemplado superficialmente. Cualquiera de nuestros contemporáneos rápidamente identificaría dos potencias mundiales, cada una de ellas capaz de destruir enteramente a la otra. Sin embargo, la comprensión de esta división a menudo está limitada a la concepción política, a la ilusión de que el peligro puede ser conjurado mediante negociaciones diplomáticas exitosas o por un cuidadoso equilibrio de fuerzas armadas. La verdad es que esta división es mucho más profunda y más alienante; la ruptura es mayor de lo que puede parecer a primera vista. Esta profunda y múltiple ruptura conlleva el peligro de múltiples desastres para todos nosotros, según la antigua verdad de que un Reino – en este caso, nuestra Tierra – divido contra sí mismo no puede subsistir.
Mundos contemporáneos
Ahí está el concepto del Tercer Mundo: así pues, ya tenemos tres mundos. Indudablemente, sin embargo, el número es incluso mayor, sólo que estamos demasiado lejos para verlo. Algunas antiguas culturas autónomas están arraigadas profundamente, especialmente si se han extendido sobre la mayor parte de la Tierra, constituyendo un mundo autónomo, llenas de acertijos y sorpresas para el pensamiento Occidental. Como mínimo, debemos incluir en esa categoría a China, la India, el mundo musulmán y África, si efectivamente aceptamos la aproximación de mirar las dos últimas como unidades compactas. Durante mil años Rusia ha pertenecido a tal categoría, aunque el pensamiento Occidental sistemáticamente cometa el error de negarle su carácter autónomo, y por ello nunca la entendió, del mismo modo que hoy Occidente no comprende a Rusia en la cautividad comunista. Puede ser que en años pasados Japón ha sido cada vez más como una parte distante de Occidente, no quiero opinar sobre eso aquí; pero, Israel, por ejemplo, pienso que permanece separado del mundo Occidental aunque sólo sea porque su sistema estatal permanece ligado a la religión.
Hace relativamente poco tiempo el pequeño mundo de la Europa moderna fácilmente incautaba colonias por todo el globo, no sólo sin ninguna resistencia, sino también, por lo general, con desprecio de los posibles valores de los pueblos conquistados hacia la vida. En este sentido, tuvo un éxito abrumador, no hubo fronteras geográficas para ello. La sociedad Occidental se expandió como un triunfo de humana independencia y poder. Y de repente, en el siglo XX, se descubre su fragilidad e inconsistencia. Ahora vemos que las conquistas probaron ser de corta y precaria vida, y este giro señala los defectos en la visión del mundo con que Occidente contemplaba dichas conquistas. Las relaciones con el antiguo mundo colonial ahora se han tornado en su contra y el mundo Occidental a menudo llega a extremos de obsequiosidad, pero aún es difícil estimar la factura total que los antiguos países coloniales presentarán a Occidente; es difícil predecir si la entrega no sólo de las últimas colonias, sino de todo lo que posee será suficiente para que saldar esa cuenta.
Convergencia
Con todo, la ceguera de la superioridad continúa con molestia para todos y sostiene la creencia de que, por todas partes, vastas regiones de nuestro planeta deberían desarrollarse y madurar hasta alcanzar el nivel actual del sistema político occidental, que en teoría es el mejor y en la práctica el más atractivo. Existe la creencia de que todos aquellos otros mundos están sólo siendo temporalmente impedidos por débiles gobiernos, o por fuertes crisis, o por su propia barbarie o incomprensión para tomar la vía de las democracias pluralista Occidentales y adoptar su forma de vida. Los países son evaluados y juzgados según el incremento de su progreso en esta dirección. Sin embargo, esta concepción es el fruto de la incomprensión occidental de la esencia de los otros mundos; es un resultado de medirlos equivocadamente a todos con el mismo criterio occidental. La imagen real del desarrollo de nuestro planeta es completamente diferente.
La angustia provocada por un mundo dividido hizo nacer la teoría de la convergencia entre los principales países Occidentales y la Unión Soviética. Es una teoría tranquilizadora que pasa por alto el hecho que esos mundos no se están evolucionando similarmente; ni tampoco uno puede ser transformado en otro sin el uso de la violencia. Además, la convergencia inevitablemente implica la aceptación de los defectos de la otra parte, y esto es difícilmente deseable.
Si yo estuviera hoy hablando en un auditorio en mi país, examinando el diseño general de la ruptura del mundo me habría concentrado en las calamidades del Este. Pero dado mi forzado exilio en el Oeste desde hace cuatro años, y ya que mi audiencia es occidental, pienso que puede ser de mayor interés concentrarme en ciertos aspectos del Occidente en nuestros días, tal como los veo.
El declive de la valentía
La merma de coraje puede ser la característica más sobresaliente que un observador imparcial nota en Occidente en nuestros días. El mundo Occidental ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como individualmente, en cada país, en cada gobierno, cada partido político y por supuesto en las Naciones Unidas. Tal descenso de la valentía se nota particularmente en las élites gobernantes e intelectuales y causa una impresión de cobardía en toda la sociedad. Desde luego, existen muchos individuos valientes pero no tienen suficiente influencia en la vida pública. Burócratas, políticos e intelectuales muestran esta depresión, esta pasividad y esta perplejidad en sus acciones, en sus declaraciones y más aún en sus autojustificaciones tendientes a demostrar cuán realista, razonable, inteligente y hasta moralmente justificable resulta fundamentar políticas de Estado sobre la debilidad y la cobardía. Y este declive de la valentía es acentuado irónicamente por las explosiones ocasionales de cólera e inflexibilidad de parte de los mismos funcionarios cuando tienen que tratar con gobiernos débiles, con países que carecen de respaldo, o con corrientes desacreditadas, claramente incapaces de ofrecer resistencia alguna. Pero quedan mudos y paralizados cuando tienen que vérselas con gobiernos poderosos y fuerzas amenazadoras, con agresores y con terroristas internacionales.
¿Habrá que señalar que, desde la más remota antigüedad, la pérdida de coraje ha sido considerada siempre como el principio del fin?
Bienestar
Cuando se formaron los Estados occidentales modernos, se proclamó como principio fundamental que los gobiernos están para servir al hombre y que éste vive para ser libre y alcanzar la felicidad. (Véase, por ejemplo, la Declaración de Independencia norteamericana). Ahora, por fin, durante las últimas décadas, el progreso tecnológico y social ha permitido la realización de esas aspiraciones: el Estado de Bienestar. Cada ciudadano tiene garantizada la deseada libertad y los bienes materiales en tal cantidad y calidad como para garantizar en teoría el alcance de la felicidad, en el sentido moralmente inferior en que ha sido entendida durante estas últimas décadas. En el proceso, sin embargo, ha sido pasado por alto un detalle psicológico: el constante deseo de poseer cada vez más cosas y un nivel de vida cada vez más alto, con la obsesión que esto implica, ha impreso en muchos rostros occidentales rasgos de ansiedad y hasta de depresión, aunque sea habitual ocultar cuidadosamente estos sentimientos. Esta tensa y activa competencia ha venido a dominar todo el pensamiento humano y no abre, en lo más mínimo, el camino hacia el libre desarrollo espiritual. Se ha garantizado la independencia del individuo a muchos tipos de presión estatal; la mayoría de las personas gozan del bienestar en una medida que sus padres y abuelos no hubieran siquiera soñado con obtener; ha sido posible educar a los jóvenes de acuerdo con estos ideales, conduciéndolos hacia el esplendor físico, felicidad, posesión de bienes materiales, dinero y tiempo libre, hasta una casi ilimitada libertad de placeres. De este modo ¿quién renunciaría ahora a todo esto? ¿Por qué y en beneficio de qué habría uno de arriesgar su preciosa vida en la defensa del bien común, especialmente en el nebuloso caso que la seguridad de la propia nación tuviera que ser defendida en algún lejano país?
Incluso la biología nos dice que la seguridad y el bienestar extremo habitual no resultan ventajosos para un organismo vivo. Hoy, el bienestar en la vida de la sociedad Occidental ha comenzado a revelar su máscara perniciosa.
Vida legalista
La sociedad occidental ha elegido para si misma la organización más adecuada a sus fines, basados, diría, en la letra de la ley. Los límites de lo correcto y de los derechos humanos se encuentran determinados por un sistema de leyes, cuyos límites son muy amplios. La gente en Occidente ha adquirido una considerable capacidad para usar, interpretar y manipular la ley (aun cuando estas leyes tienden a ser tan complicadas que la persona promedio no puede ni comprenderlas sin la ayuda de un experto). Todo conflicto se resuelve de acuerdo a la letra de la ley y este procedimiento está considerado como una solución perfecta. Si uno está a cubierto desde el punto de vista legal, ya nada más es requerido. Nadie mencionaría que, a pesar de ello, uno podría seguir sin tener razón. Exigir una autolimitación o una renuncia a estos derechos, convocar al sacrificio y a asumir riesgos con abnegación, sonaría a algo simplemente absurdo. El autocontrol voluntario es algo casi desconocido: todo el mundo se afana por lograr la máxima expansión posible del límite extremo impuesto por los marcos legales. (Una compañía petrolera es legalmente libre de culpa cuando compra la patente de un nuevo tipo de energía para prevenir su uso. Un fabricante de un producto alimenticio es legalmente libre de culpa cuando envenena su producto para darle más larga vida: después de todo, la gente es libre no comprarlo.)
He pasado toda mi vida bajo un régimen comunista y les diré que una sociedad carente de un marco legal objetivo es algo terrible, en efecto. Pero una sociedad sin otra escala que la legal tampoco es completamente digna del hombre. Pero una sociedad basada sobre los códigos de la ley, y que nunca llega a algo más elevado, pierde la oportunidad de aprovechar a pleno todo el rango completo de las posibilidades humanas. Un código legal es algo demasiado frío y formal como para poder tener una influencia beneficiosa sobre la sociedad. Siempre que el fino tejido de la vida se teje de relaciones juridicistas, se crea una atmósfera de mediocridad moral, que paraliza los impulsos más nobles del hombre.
Y será simplemente imposible enfrentar los conflictos de este amenazante siglo con tan sólo el respaldo de una estructura legalista.
La orientación de la libertad
La sociedad occidental actual nos ha hecho ver la diferencia que hay entre una libertad para las buenas acciones y la libertad para las malas. Un estadista que quiera lograr algo importante y altamente constructivo para su país está obligado a moverse con mucha cautela y hasta con timidez. Miles de apresurados (e irresponsables) críticos estarán pendiente de él. Constantemente será desairado por el parlamento y por la prensa. Tendrá que demostrar que cada uno de sus pasos está bien fundamentado y es absolutamente impecable. El resultado final es que una gran persona, auténticamente extraordinaria, no tiene ninguna posibilidad de imponerse. Se le pondrán docenas de trampas desde el mismo inicio. Y de esta manera la mediocridad
En todas partes es posible, y hasta fácil, socavar el poder administrativo. De hecho, este poder ha sido drásticamente debilitado en todos los países occidentales. La defensa de los derechos individuales ha alcanzado tales extremos que deja a la sociedad totalmente indefensa contra ciertos individuos. Es hora, en Occidente, de defender no tanto los derechos humanos sino las obligaciones humanas.
Por el otro lado, a la libertad destructiva e irresponsable se le ha concedido un espacio ilimitado. La sociedad ha demostrado tener escasas defensas contra el abismo de la decadencia humana; por ejemplo, contra el abuso de la libertad que conduce a la violencia moral contra los jóvenes bajo la forma de películas repletas de pornografía, crimen y horror. Todo esto es considerado como parte integrante de la libertad, y se asume que está teóricamente equilibrado por el derecho de los jóvenes a no mirar y a no aceptar. De este modo, la vida organizada en forma legalista demuestra su incapacidad para defenderse de la corrosión de lo perverso.
¿Y qué podemos decir de los oscuros ámbitos de la criminalidad? Los límites legales (especialmente en los Estados Unidos) son lo suficientemente amplios como para alentar no sólo la libertad individual sino también el abuso de esta libertad. El culpable puede terminar sin castigo, o bien obtener una compasión inmerecida, todo ello con el apoyo de miles de defensores en la sociedad. Cuando un gobierno seriamente se pone a erradicar la subversión, la opinión pública inmediatamente lo acusa de violar los derechos civiles de los terroristas. Hay una buena cantidad de estos casos.
El sesgo de la libertad hacia el mal se ha producido en forma gradual, pero evidentemente emana de un concepto humanista y benevolente según el cual el ser humano – el rey de la creación – no es portador de ningún mal intrínseco y todos los defectos de la vida resultan causados por sistemas sociales descarriados que, por consiguiente, deben ser corregidos. Sin embargo y extrañamente, a pesar de que las mejores condiciones sociales han sido logradas en Occidente, sigue subsistiendo una buena cantidad de crímenes; incluso hay considerablemente más criminalidad en Occidente que en la pauperizada y legalmente arbitraria sociedad soviética. (Es cierto que hay una multitud de prisioneros en nuestros campos de concentración acusados de ser criminales, pero la mayoría de ellos jamás cometió crimen alguno. Simplemente trataron de defenderse de un Estado ilegal que recurría al terror fuera de un marco jurídico).
La orientación de la prensa
La prensa, por supuesto, goza de la más amplia libertad. (Voy a usar el término “prensa” para referirme a todos los medios de difusión masiva.) Pero ¿cómo utiliza esta libertad?
Aquí, otra vez, la suprema preocupación es no infringir el marco legal. No existe una auténtica responsabilidad moral por la distorsión o la desproporción. ¿Qué clase de responsabilidad tiene el periodista de un diario frente a sus lectores o frente a la historia? Cuando se ha llevado a la opinión pública hacia carriles equivocados mediante información inexacta o conclusiones erradas ¿conocemos algún caso en que el mismo periodista o el mismo diario lo hayan reconocido pidiendo disculpas públicamente? No. Eso perjudicaría las ventas. Una nación podrá sufrir las peores consecuencias por un error semejante, pero el periodista siempre saldrá impune. Lo más probable es que, con renovado aplomo, sólo empezará a escribir exactamente lo contrario de lo que dijo antes.
Dado que se exige una información instantánea y creíble, se hace necesario recurrir a presunciones, rumores y suposiciones para rellenar los huecos; y ninguno de ellos será desmentido. Quedarán asentados en la memoria del lector. ¿Cuántos juicios apresurados, inmaduros, superficiales y engañosos se expresan todos los días, primero confundiendo a los lectores y luego dejándolos colgados? La prensa puede, o bien asumir el papel de la opinión pública, o bien puede pervertirla. De este modo podemos tener a terroristas glorificados como héroes; o bien ver cómo asuntos secretos pertenecientes a la defensa nacional resultan públicamente revelados; o podemos ser testigos de la desvergonzada violación de la privacidad de personas famosas bajo el eslogan de “todo el mundo tiene derecho a saberlo todo”. (Aunque éste es el falso eslogan de una falsa era. De un valor muy superior es el desacreditado derecho de las personas a no saber; que no se abarroten sus divinas almas con chismes, estupideces y habladurías vanas. Una persona que trabaja y que lleva una vida plena de sentido, no tiene ninguna necesidad de este excesivo y sofocante flujo de información.)
Precipitación y superficialidad son la enfermedad psíquica del vigésimo siglo y más que en cualquier otro lugar esta enfermedad se refleja en la prensa. El análisis profundo de un problema es anatema para la prensa. Se queda en fórmulas sensacionalistas.
Sin embargo, así como está dispuesta, la prensa se ha convertido en el mayor poder dentro de los países occidentales, excediendo el de las legislaturas, los ejecutivos y los judiciales Entonces, uno quisiera preguntar: ¿en virtud de qué norma ha sido elegida y ante quién es responsable? En el Este comunista, a un periodista abiertamente se lo designa como funcionario del Estado. Pero ¿quién ha elegido a los periodistas occidentales que ocupan esta posición de poder, y por cuanto tiempo, y con qué prerrogativas?
Existe todavía otra sorpresa para alguien que viene del Este totalitario con su prensa rigurosamente unificada. Uno descubre una común tendencia de preferencias dentro de la generalidad de la prensa occidental (el espíritu de la época), modelos de juicio generalmente aceptados, y quizás hasta intereses corporativos comunes, con lo que el efecto resultante no es el de la competencia sino el de la unificación. Existe una libertad irrestricta para la prensa, pero no para los lectores, porque los diarios transmiten mayormente, de un modo forzado y sistemático, aquellas opiniones que no se contradicen en forma demasiado abierta con su propia opinión y con la tendencia general mencionada.
Una moda en el pensamiento
Sin ninguna censura en Occidente, las tendencias de moda en el pensamiento y en las ideas resultan fastidiosamente separadas de aquellas que no están de moda y estas últimas, sin llegar a ser jamás prohibidas, tienen muy escasas posibilidades de verse reflejadas en periódicos y libros, o de ser escuchadas en universidades. Vuestros académicos son libres en un sentido legal, pero están acorralados por la moda del capricho predominante. No existe la violencia explícita del Este; pero una selección impuesta por la moda y por la necesidad de acomodarse a las normas masivas, frecuentemente impide que las personas con mayor independencia de criterio contribuyan a la vida pública. Hay una peligrosa tendencia a formar una manada, apagando las iniciativas exitosas. En los Estados Unidos he recibido cartas de personas altamente inteligentes – como, por ejemplo, el maestro de un pequeño colegio lejano- que hubiera podido hacer mucho por la renovación y salvación de su país, pero su país no pudo escucharlo porque los medios no le ofrecían un foro adecuado. Esto da lugar a fuertes prejuicios masivos, a una ceguera que es peligrosa en nuestra dinámica era. Un ejemplo de ello es la interpretación autocomplaciente del estado de cosas en el mundo contemporáneo que funciona como una especie de armadura puesta alrededor de la mente de las personas, a punto tal que las voces humanas de diecisiete países de Europa Oriental y del Lejano Oriente asiático no pueden perforarla. Sólo se terminará rompiendo por la inexorable palanca de los acontecimientos.
He mencionado algunos pocos rasgos de la vida occidental que sorprenden y asombran a un recién llegado a este mundo. El propósito y los alcances de esta disertación me impiden continuar con este examen, particularmente en lo relacionado con el impacto que estas características tienen sobre importantes aspectos de la vida de una nación, tales como la educación, tanto la elemental como la avanzada en artes y humanidades.
Socialismo
Está casi universalmente aceptado que Occidente le muestra al resto del mundo el camino hacia el desarrollo económico exitoso, aún cuando en los últimos años ha sido perturbado fuertemente por una caótica inflación. Con todo, muchas personas que viven en Occidente están insatisfechas con su propia sociedad. La desprecian o la acusan de no estar ya al nivel de lo que requiere la madurez de la humanidad. Y esto empuja a muchos a inclinarse por el socialismo, lo cual es una falsa y peligrosa tendencia.
Espero que ninguno de los presentes sospechará que expreso mi crítica parcial al sistema occidental a fin de sugerir al socialismo como una alternativa. No. Con la experiencia que tengo de un país en dónde el socialismo ha sido instituido, no hablaré de una alternativa así. El matemático Igor Shafarevich, miembro de la Academia Soviética de Ciencias, ha escrito un libro brillantemente argumentado titulado “Socialismo”, en el cual efectúa un penetrante análisis histórico y demuestra que el socialismo, de cualquier tipo o matiz, conduce a la destrucción total del espíritu humano y a la nivelación de la humanidad en la muerte. El libro de Shafarevich fue publicado en Francia hace ya casi dos años y hasta el presente no se ha encontrado a nadie capaz de refutarlo. Dentro de poco, se publicará en inglés en los Estados Unidos.
No es un modelo
Pero si alguien me preguntara, en cambio, si yo propondría a Occidente, tal como es en la actualidad, como modelo para mi país, francamente respondería en forma negativa. No. No recomendaría vuestra sociedad como un ideal para la transformación de la nuestra. A través de profundos sufrimientos, las personas en nuestro país han tenido un desarrollo espiritual de tal intensidad que el sistema occidental, en su presente estado de agotamiento, ya no aparece como atractivo. Incluso las características de vuestra vida que acabo de enumerar resultan extremadamente entristecedoras.
Un hecho que no puede ser cuestionado es el debilitamiento de la personalidad humana en Occidente mientras que en el Este esa personalidad se ha vuelto más firme y más fuerte. Seis décadas para nuestra gente y tres décadas para la de Europa Oriental; durante todo este tiempo hemos pasado por un entrenamiento espiritual que aventaja, de lejos, a lo experimentado por Occidente. La compleja y mortal presión de la vida cotidiana ha producido personalidades más fuertes, más profundas y más interesantes que las generadas por el bienestar estandardizado de Occidente. Por lo tanto, si nuestra sociedad hubiese de ser transformada en la vuestra, ello significaría una mejora en determinados aspectos, pero también un empeoramiento en algunos puntos particularmente significativos. Por supuesto, una sociedad no puede permanecer indefinidamente en un abismo de arbitrariedad legal como es el caso en nuestro país. Pero también le resultará denigrante elegir la automática suavidad legalista, como es vuestro caso. Después de décadas de sufrimiento, violencia y opresión, el alma humana anhela cosas más altas, más cálidas y más puras que las ofrecidas por los hábitos de convivencia masiva introducidos por la invasión repugnante de la publicidad, el aturdimiento televisivo y la música insoportable.
Todo esto es visible para numerosos observadores de todos los mundos de nuestro planeta. Resulta cada vez menos probable que el estilo de vida occidental se convierta en el modelo a seguir.
Hay advertencias significativas de la historia para una sociedad amenazada de muerte. Tal es, por ejemplo, la decadencia del arte, o la carencia de grandes estadistas. Hay otras advertencias abiertas y evidentes, también. El centro de su democracia y de su cultura se lesiona tan sólo por la ausencia de energía eléctrica por algunas horas, pues repentinamente muchedumbres de ciudadanos americanos comienza a saquear y a causar estrago. La capa superficial de protección debe ser muy delgada, lo que indica que el sistema social resulta inestable y malsano.
Pero la lucha por nuestro planeta, en lo físico y en lo espiritual, esa lucha de proporciones cósmicas no es una vaga cuestión del futuro. Ya ha comenzado. Las fuerzas del mal ya han lanzado su ofensiva decisiva. Podríais sentir su presión pero vuestros monitores y vuestras publicaciones todavía están llenas de las obligatorias sonrisas y de los brindis con los vasos en alto. ¿A qué viene tanta alegría?
Miopía
Algunos representantes muy bien conocidos de su sociedad, tales como George Kennan, dicen: no podemos aplicar criterios morales a la política. Así mezclamos el bien y el mal, lo derecho y lo torcido y damos oportunidad para el triunfo absoluto del Mal en el mundo. Por el contrario, sólo los criterios morales puede ayudar a Occidente contra la estrategia bien prevista del mundo del comunismo. No hay otros criterios. Las consideraciones prácticas u ocasionales de cualquier clase serán barridas inevitablemente por la estrategia comunista. Después que se ha alcanzado un cierto nivel del problema, el pensamiento legalista induce a la parálisis; evita que uno vea el tamaño y significado de los acontecimientos reales.
A pesar de la abundancia de información, o quizá debido a ella, Occidente tiene dificultades para entender la realidad tal como es. Ha habido predicciones ingenuas por algunos expertos americanos que creyeron que Angola se convirtió en el Vietnam de la Unión Soviética o que la expedición cubana en África sería detenida por la especial atención de Estados Unidos a Cuba. El consejo de Kennan a su propio país - comenzar el desarme unilateral - pertenece a la misma categoría. ¡Si usted supiera cómo se ríen de sus magos políticos los funcionarios del Moscow Old Square [1]! En cuanto a Fidel Castro, él francamente desprecia a Estados Unidos, enviando a sus tropas a aventuras distantes estando su país junto al de ustedes.
Sin embargo, el error más cruel ocurrió con la incomprensión de la guerra de Vietnam. Algunos querían sinceramente que todas las guerras se detuvieran cuanto antes; otros creyeron que debería haber lugar para la autodeterminación en Vietnam, o en Camboya, como vemos hoy con claridad particular. Pero los miembros del movimiento pacifista de Estados Unidos participaron en la traición de lejanas naciones del Este, en un genocidio, y en el sufrimiento impuesto hoy a 30 millones de personas de aquellos países. ¿Esos pacifistas convencidos oyen los gemidos que vienen de allá? ¿Entienden su responsabilidad hoy? ¿O prefieren no oír? La CIA americana perdió su nervio y como consecuencia el peligro se ha acercado mucho más a los Estados Unidos. Pero no hay conocimiento de esto. La miopía de los políticos que firmaron una precipitada capitulación en Vietnam aparentemente dieron a América un respiro de despreocupación; sin embargo, un Vietnam multiplicado por cien asoma ahora sobre ustedes. Ese Vietnam pequeño había sido una advertencia y una ocasión para movilizar el valor de la nación. Pero si una América completamente apertrechada sufrió una verdadera derrota por un pequeño país comunista, ¿cómo puede Occidente esperar permanecer firme en el futuro?
Ya he tenido ocasión de decir que en el siglo XX la democracia no ha ganado ninguna guerra importante sin la ayuda y protección de un aliado continental cuya filosofía e ideología no preguntó. En la Segunda Guerra Mundial contra Hitler, en vez de ganar esa guerra con sus propias fuerzas, que habrían sido ciertamente suficientes, la democracia occidental cultivó a otro enemigo con más poder todavía, pues Hitler nunca tuvo tantos recursos y tanta gente, ni ofreció ideas atractivas, ni tuvo una gran cantidad de partidarios en el oeste -- una quinta columna potencial -- como la Unión Soviética. Actualmente, algunas voces occidentales han hablado ya de obtener la protección de un tercer poder contra la agresión en el próximo conflicto mundial, si lo hay; en este caso el protector sería China. Pero no le desearía tal protector a ningún país en el mundo. Primero de todo, es otra vez una alianza con el Mal; además, concedería a Estados Unidos un plazo, pero cuando a última hora China con sus mil millones personas se volteara armada con las armas americanas, América misma caería presa de un genocidio similar al que se esta perpetrado en Camboya en nuestros días.
Pérdida de voluntad
Pero ningún arma, no importa cuál sea su poder, pueden ayudar a Occidente mientras no supere la pérdida de su fuerza de voluntad. En un estado de la debilidad psicológica, las armas se convierten en una carga para el lado de quienes capitulan. Para defenderse, uno debe también estar preparado para morir; esta preparación escasea en una sociedad educada en el culto del bienestar material. Nada queda entonces, solamente las concesiones, intentos de ganar tiempo y la traición. Así, en la vergonzosa conferencia de Belgrado los diplomáticos del Occidente libre entregaron en su debilidad la frontera donde los miembros de los Grupos Vigilantes de Helsinki están sacrificando sus vidas.
El pensamiento occidental ha llegado a ser conservador: la situación del mundo debe permanecer como está a cualquier coste, allí no debe ser ningún cambio. Este sueño debilitante de un status quo irreformable es el síntoma de una sociedad que ha llegado al final de su desarrollo. Uno debe ser ciego para no ver que los océanos ya no pertenecen a Occidente, mientras que la tierra bajo su dominio sigue disminuyendo. Las dos llamadas guerras mundiales (en realidad todavía estaban lejos de tener esa escala mundial) han significado la autodestrucción interna del pequeño y progresivo Occidente que ha preparado así su propio final. La siguiente guerra (que no tiene que ser atómica y no creo que lo sea) puede quemar la civilización occidental para siempre.
Enfrentando tales peligros, con tantos valores históricos en su pasado, con tan alto nivel de realización de la libertad y de devoción a la libertad, ¿cómo es posible perder en tal grado la voluntad para defenderse?
Humanismo y sus consecuencias
¿Cómo es que se ha producido esta adversa relación de fuerzas? ¿Cómo es que Occidente ha caído de su marcha triunfal hasta su debilidad presente? ¿Acaso han existido desvíos fatales y pérdidas de orientación en su desarrollo? No parece ser así. Occidente se mantuvo avanzando en forma constante de acuerdo a sus proclamadas intenciones sociales, a la par de su asombroso progreso tecnológico. Y súbitamente se ha encontrado en su posición actual de debilidad.
Esto significa que el error debe estar en la raíz, en la misma base del pensamiento humano de los últimos siglos. Me refiero a la visión occidental que prevalece en el mundo de hoy, que nace del Renacimiento y encuentra su expresión política a partir de la Ilustración. Esta visión se convirtió en la base de todas las doctrinas políticas o sociales y podríamos llamarla humanismo racionalista o autarquía humanística. Es la autoproclamada y practicada autonomía del ser humano de cualquier fuerza superior. También podría ser llamado antropocentrismo, con el ser humano visto como ocupando el centro de todo lo que existe.
El punto de inflexión provocado por el Renacimiento probablemente fue inevitable desde el punto de vista histórico. La Edad Media había llegado a su término natural por agotamiento, convirtiéndose en una represión despótica intolerable de la naturaleza física del ser humano a favor de su naturaleza espiritual. Pero, después, nos retiramos de lo espiritual y fuimos abrazando todo lo que es material de un modo excesivo e ilimitado. La nueva forma humanística el pensamiento, que había sido proclamada nuestra guía, no admitía la existencia de una maldad intrínseca en el ser humano, ni entreveía una misión más elevada que el logro de la felicidad terrenal. Dio inicio a la civilización occidental con una peligrosa tendencia a idolatrar al hombre y a sus necesidades materiales. Todo lo que estaba más allá del bienestar físico y de la acumulación de bienes materiales; todas las demás necesidades y características humanas de una naturaleza superior y más sutil, quedaron fuera del área de atención de los sistemas sociales y estatales, como si la vida humana no tuviese un significado superior. Eso proporcionó su acceso al Mal, que en nuestros días fluye libre y constante. La simple libertad per se no resuelve en lo más mínimo todos los problemas de la vida humana y hasta agrega una buena cantidad de problemas nuevos.
Y aún así, en las primeras democracias, como en la democracia norteamericana por la época de su nacimiento, todos los derechos humanos fueron conferidos sobre la base de que el ser humano es una criatura de Dios. Esto es: la libertad le fue conferida al individuo en forma condicional, en la presunción de su constante responsabilidad religiosa. Esa era la tradición de los mil años precedentes. Hace doscientos y hasta hace cincuenta años atrás, hubiera sido casi inimaginable en los Estados Unidos que se le concediese la libertad ilimitada a un individuo simplemente para la satisfacción de sus caprichos personales.
Después, sin embargo, todas estas limitaciones resultaron erosionadas en la totalidad de Occidente. Se produjo una emancipación absoluta de la herencia moral de los siglos cristianos con sus grandes reservas de misericordia y sacrificio. Los sistemas estatales se volvieron aun más materialistas. Finalmente, Occidente conquistó los derechos humanos, incluso en exceso, pero el sentido de responsabilidad del ser humano ante Dios y ante la sociedad se ha vuelto cada vez más débil. Durante las últimas décadas, el egoísmo legalista de la cosmovisión occidental ha llegado asu apogeo y el mundo se encuentra en una aguda crisis espiritual y en una transición política. Todos los celebrados logros tecnológicos del progreso, incluyendo la conquista del espacio exterior, no alcanzan para redimir la pobreza moral del Siglo XX, una pobreza que nadie hubiera imaginado incluso todavía hacia fines del Siglo XIX
Un parentesco inesperado
En la medida en que el humanismo en su desarrollo se fue volviendo más y más materialista, progresivamente permitió conceptos que resultaron utilizados por el socialismo primero y por el comunismo después. De este modo, Carlos Marx pudo decir, en 1844, que el “comunismo es humanismo naturalizado”.
Esta afirmación no es enteramente irracional. Uno puede detectar las mismas piedras fundamentales de un humanismo erosionado en cualquier tipo de socialismo: materialismo ilimitado; liberación de la religión y de la responsabilidad religiosa (algo que en los regímenes comunistas llega al estadio de la dictadura antirreligiosa); concentración de las estructuras sociales bajo un criterio supuestamente científico. (Esto último es típico tanto de la Ilustración como del marxismo). No es ninguna casualidad que las grandes promesas retóricas del comunismo giren alrededor del Hombre (con “H” mayúscula) y su felicidad terrenal. A primera vista parece un feo paralelismo: ¿Tendencias comunes en el pensamiento y en el estilo de vida del Occidente y del Este actuales? Pero ésa es la lógica del desarrollo materialista.
Más aún, la interrelación es tal que la corriente materialista que está más hacia la izquierda, siendo que de este modo es la más consistente, siempre demuestra ser la más fuerte, la más atractiva y victoriosa. El humanismo ha perdido su herencia cristiana y no puede prevalecer en esta competencia. De esta forma, durante los siglos pasados, y especialmente durante las décadas recientes, a medida en que el proceso se fue volviendo más agudo, el alineamiento de las fuerzas fue como sigue: el liberalismo resultó inevitablemente desplazado por el extremismo; el extremismo tuvo que rendirse ante el socialismo y el socialismo no pudo resistirse al comunismo.
El régimen comunista en el Este ha podido perdurar y crecer gracias al entusiasta apoyo de un enorme número de intelectuales occidentales quienes (¡sintiendo el parentesco!) se negaron a ver los crímenes de los comunistas y, cuando ya no pudieron seguir negándolos, intentaron justificarlos. El problema persiste: en nuestros Estados del Este el comunismo ha sufrido una derrota ideológica total; su prestigio es cero y aun menos que cero. Y a pesar de eso los intelectuales occidentales todavía lo miran con considerable interés y afinidad, siendo que es precisamente esto lo que le hace tan inmensamente difícil a Occidente el resistirse ante el Este.
Antes del cambio
No voy a examinar el caso de un desastre producido por una guerra mundial y los cambios que produciría en la sociedad. Mientras nos despertemos todas las mañanas bajo un pacífico sol, tendremos que llevar una vida cotidiana. Pero hay un desastre que ya está muy entre nosotros. Estoy refiriéndome a la calamidad de una conciencia desespiritualizada y de un humanismo irreligioso.
Este criterio ha hecho del hombre la medida de todas las cosas que existen sobre la tierra; ese mismo ser humano imperfecto que nunca está libre de jactancia, egoísmo, envidia, vanidad y toda una docena de otros defectos. Estamos ahora pagando por los errores que no fueron apropiadamente evaluados al inicio de la jornada. Por el camino del Renacimiento hasta nuestros días hemos enriquecido nuestra experiencia pero hemos perdido el concepto de una Entidad Suprema Completa que solía limitar nuestras pasiones y nuestra irresponsabilidad.
Hemos puesto demasiadas esperanzas en la política y en las reformas sociales, sólo para descubrir que terminamos despojados de nuestra posesión más preciada: nuestra vida espiritual, que está siendo pisoteada por la jauría partidaria en el Este y por la jauría comercial en Occidente. Esta es la esencia de la crisis: la escisión del mundo es menos aterradora que la similitud de la enfermedad que ataca a sus miembros principales.
Si, como pretende el humanismo, el ser humano naciese solamente para ser feliz, no nacería para morir. Desde el momento en que su cuerpo está condenado a muerte, su misión sobre la tierra evidentemente debe ser más espiritual y no sólo disfrutar incontrolablemente de la vida diaria; no la búsqueda de las mejores formas de obtener bienes materiales y su despreocupado consumo. Tiene que ser el cumplimiento de un serio y permanente deber, de modo tal que el paso de uno por la vida se convierta, por sobre todo, en una experiencia de crecimiento moral. Para dejar la vida siendo un ser humano mejor que el que entró en ella.
Es imperativo reconsiderar la escala de los valores humanos usuales; su presente tergiversación es pasmosa. No es posible que la evaluación del desempeño de un Presidente se reduzca a la cuestión de cuanta plata uno gana o a la disponibilidad de gasolina. Solamente alimentando voluntariamente en nosotros mismos un autocontrol sereno y libremente aceptado puede la humanidad erguirse por sobre la tendencia mundial al materialismo.
Hoy sería retrógrado aferrarnos a las petrificadas fórmulas de la Ilustración. Un dogmatismo social de esa especie nos deja inermes frente a los desafíos de nuestros tiempos.
Aún si nos libramos de la destrucción por la guerra, la vida tendrá que cambiar bajo pena de perecer por si misma. No podemos evitar una reevaluación de las definiciones fundamentales de la vida y de la sociedad. ¿Es cierto que el ser humano está por encima de todas las cosas? ¿No hay un Espíritu Superior por encima de él? ¿Está bien que la vida de una persona y las actividades de una sociedad estén guiadas sobre todo por una expansión material? ¿Es permisible promover esa expansión a costa de la integridad de nuestra vida espiritual?
Si el mundo no se ha acercado a su fin, al menos ha arribado a una importante divisoria de aguas en la Historia, igual en importancia al paso de la Edad Media al Renacimiento. Demandará de nosotros un fuego espiritual. Tendremos que alzarnos a la altura de una nueva visión, un nuevo nivel de vida, dónde nuestra naturaleza física no será anatematizada como en la Edad Media, pero, más centralmente aún, nuestro ser espiritual no será pisoteado como en la Edad Moderna.
La ascensión es similar a un escalamiento hacia la próxima etapa antropológica. Nadie, en todo el mundo, tiene más salida que hacia un solo lado: hacia arriba.
Notas
[1] La Old Square en Moscú (Staraya Ploshchad) es la plaza donde reside el cuartel general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (CPSU); este es el verdadero nombre de lo que en Occidente es conocido como “El Kremlin."
Fuente: Texts of Famous Speeches, Harvard.
Fomateado a HTML by The Augustine Club at Columbia University, 1997.
Referencia en un comentario de Proyecto Seléucida.
martes, 5 de agosto de 2008
¿Aprobado final?
La vida es como un examen en el que no has estudiado: crees que lo sabes todo acerca de él… hasta que te lo dan corregido.
Alejandro Cifuentes
Visto en Microsiervos
Alejandro Cifuentes
Visto en Microsiervos
lunes, 4 de agosto de 2008
viernes, 1 de agosto de 2008
Saber y recordar todos los cuentos
"La historia del velo es antigua. Aquí se llevaba, y ahora vuelve de la mano de los musulmanes. También de un sector de los católicos, pero sólo dentro de la iglesia. No es una moda, es un test de sumisión. Desde el momento que alguien acepta, de forma voluntaria, por supuesto, que por ser mujer tiene una serie de obligaciones exclusivas, la suerte está echada. Nunca esas exclusividades han sido expansivas, siempre, restrictivas.
Y qué casualidad, coincide que esas discriminaciones sexistas se dan en religiones cuya jerarquía está, exclusivamente, en manos del sexo contrario. Cualquier debate que roce la liturgia provoca reacciones defensivas desmesuradas, algo parecido a lo que pasa con la alergia. Aquí, un comentario de la ministra de Igualdad en torno al velo de los musulmanes ha desatado una polémica, que tachan de inoportuna, a lo mejor no lo es. Estamos en un estado aconfesional y, si hablamos de igualdad, podríamos preguntarnos por qué las mujeres deben llevarlo y los hombres no. La respuesta de los agraviados no explica la razón de la discriminación, la justifica por ser voluntaria. Claro, si no, no se usaría. Las mujeres se lo quitarían al volver la esquina y lo guardarían en el bolso.
Todas las religiones dogmáticas tienen preceptos que se asumen de forma voluntaria, la otra posibilidad es abandonar, voluntariamente, la religión por la vía de la condenación eterna. Yo, que no creo ni en la verdadera, siento pena, la misma que espero inspirar en los creyentes, pero al oír sus justificaciones he regresado a la infancia, a cuando, sin saber por qué, iba a misa de forma voluntaria, y me he sentido viejo porque, como León Felipe, he tenido la impresión de que me sé todos los cuentos".
Lo contó el Gran Wyoming en Público el 28 de junio
Y qué casualidad, coincide que esas discriminaciones sexistas se dan en religiones cuya jerarquía está, exclusivamente, en manos del sexo contrario. Cualquier debate que roce la liturgia provoca reacciones defensivas desmesuradas, algo parecido a lo que pasa con la alergia. Aquí, un comentario de la ministra de Igualdad en torno al velo de los musulmanes ha desatado una polémica, que tachan de inoportuna, a lo mejor no lo es. Estamos en un estado aconfesional y, si hablamos de igualdad, podríamos preguntarnos por qué las mujeres deben llevarlo y los hombres no. La respuesta de los agraviados no explica la razón de la discriminación, la justifica por ser voluntaria. Claro, si no, no se usaría. Las mujeres se lo quitarían al volver la esquina y lo guardarían en el bolso.
Todas las religiones dogmáticas tienen preceptos que se asumen de forma voluntaria, la otra posibilidad es abandonar, voluntariamente, la religión por la vía de la condenación eterna. Yo, que no creo ni en la verdadera, siento pena, la misma que espero inspirar en los creyentes, pero al oír sus justificaciones he regresado a la infancia, a cuando, sin saber por qué, iba a misa de forma voluntaria, y me he sentido viejo porque, como León Felipe, he tenido la impresión de que me sé todos los cuentos".
Lo contó el Gran Wyoming en Público el 28 de junio
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