Respaldo palabra por palabra lo que dice, gran parte de ello forma parte de mi pasado y presente.
Para Natalia.
En días más oscuros, hice un concierto corporativo en una conferencia para una gran empresa que fabricaba y vendía software de contabilidad. En una apuesta, supongo, para inspirar a sus mejores vendedores, pagó 12 de los grandes a un orador inspiracional que era ese tío de deportes extremos al que se le habían congelado un par de sus extremidades cuando se quedó atrapado en una cornisa en alguna montaña. Fue extraño. Los vendedores de software necesitan escuchar a alguien que haya tenido una larga, exitosa y feliz carrera en ventas de software, no a un ex montañero demasiado optimista. Un pobre tipo que llegó por la mañana con la esperanza de aprender sobre mejores técnicas de ventas, regresó a su casa preocupado por el flujo de sangre hacia sus extremidades. Eso no es inspirador, eso es confuso.
Y si la montaña pretendía ser un símbolo de los desafíos de la vida y la pérdida de miembros una metáfora del sacrificio, el tipo que vendía software no lo iba a pillar, ¿verdad? Porque no hizo una licenciatura en humanidades, ¿verdad? Aunque debería haberla hecho. Los títulos en humanidades son increíbles y te ayudan a encontrar significado donde no lo hay. Y dejadme aseguraros que no lo hay. No intentéis encontrarlo. Buscar el significado es como buscar el esquema de una rima en un libro de cocina: no lo encontraréis y arruinaréis el soufflé.
La cuestión es que yo no soy un orador inspiracional. Nunca he perdido una extremidad en la ladera de una montaña, metafóricamente o de cualquier otra manera. Y ciertamente no estoy aquí para dar consejos sobre mi carrera, porque... bueno, nunca he tenido lo que la mayoría llamaría un trabajo como dios manda.
Sin embargo, grandes grupos de personas han escuchado lo que vengo diciendo desde hace bastantes años y esto me ha proporcionado un inflado sentido de auto-importancia. Así que ahora, a la madura edad de 38 años, os daré nueve lecciones de vida. Haciendo eco, por supuesto, de las 9 lecciones y villancicos de la liturgia tradicional de Navidad. Que también son un poco oscuros.
Encontraréis algunas de estas cosas inspiradoras, otras aburridas y, definitivamente, os olvidaréis de todo esto dentro de una semana. Y estad advertidos, habrá muchos símiles engañosos y aforismos oscuros que empiezan bien, pero terminan sin sentido.
Así que escuchad atentos u os perderéis, como un ciego aplaudiendo en una farmacia tratando de encontrar por ecolocalización el líquido limpiador de lentillas.
Allá vamos:
1. No tienes por qué tener un sueño.
En los programas de talentos, los estadounidenses siempre hablan de sus sueños. Bien, si tienes algo por lo que siempre has soñado en tu corazón, ¡hazlo! Después de todo, tiene que ver con ocupar tu tiempo... persiguiendo un sueño. Y si es lo suficientemente grande, te llevará la mayor parte de tu vida lograrlo, así que para cuando lo alcances y mires al abismo de la insignificancia de tu logro, estarás casi muerto, así que ya no tendrá importancia.
Nunca tuve uno de esos grandes sueños. Por lo tanto, abogo por una dedicación apasionada a la búsqueda de objetivos a corto plazo. Sé micro ambicioso. Agacha la cabeza y trabaja con orgullo en lo que sea que tengas frente a ti... nunca sabrás dónde puedes acabar. Ten únicamente en cuenta que lo próximo a perseguir que merezca la pena probablemente aparecerá en la periferia. Por eso deberías tener cuidado con los sueños a largo plazo. Si te concentras demasiado en lo que tienes frente a ti, no verás por rabillo del ojo eso que brilla. ¿Verdad? Bien. Consejos. Metáfora. Mirad como sigo.
2. No busques la felicidad.
La felicidad es como un orgasmo: si lo piensas demasiado, desaparece. Mantente ocupada y trata de hacer feliz a otra persona y es posible que des con algo parecido a un efecto secundario. No evolucionamos como especie para estar constantemente contentos. El Australophithecus Afarensis satisfecho fue devorado antes de transmitir sus genes.
3. Recuerda, todo es suerte.
Tienes suerte de estar aquí. Tuviste una suerte incalculable al nacer y fuiste increíblemente afortunado al ser criado por una buena familia que te ayudó a educarte y te animó a ir a la universidad. O si naciste en una familia horrible, eso es mala suerte y cuentas mi simpatía... aun así tuviste suerte: suerte de estar hecho del tipo de ADN que hizo el tipo de cerebro que -situado en el entorno de un infancia horrible- tomaba decisiones que terminaron, eventualmente, graduándote en una universidad. Bien hecho, por ser capaz de levantarte del suelo tirando de los cordones de los zapatos, pero aun así tuviste suerte. No creaste la parte de ti que tiró de ti hacia arriba y ni siquiera son tus cordones.
Supongo que trabajé duro para alcanzar cualquier logro dudoso que haya conseguido... pero no fabriqué la parte de mí que trabaja duro, como tampoco hice la parte de mí que se comió demasiadas hamburguesas en lugar de ir a conferencias mientras estuve aquí, en la University of Western Australia.
Entender que realmente no puedes atribuirte el mérito de tus éxitos, ni culpar a otros por sus fracasos te dará una lección de humildad y hará más compasivo.
La empatía es intuitiva, pero también es algo en lo que puedes trabajar intelectualmente.
4. Ejercicio.
Lo siento, blandos y pálidos fumadores graduados en filosofía, que arquean sus cejas en una curva cartesiana mientras observan a la turba del Movimiento Humano serpenteando a través de los conos de tráfico en miniatura de su existencia: estáis equivocados y ellos tienen razón. Bueno, tienes razón a medias -piensas, luego existes... pero también: corres, luego duermes bien, por tanto, no estás abrumado por la angustia existencial. No puedes ser Kant, y no quieres serlo.
Practica un deporte, haz yoga, levanta pesas, corre... lo que sea... pero cuida tu cuerpo. Vas a necesitarlo. La mayoría de vosotros vais a vivir hasta casi los cien años, e incluso los más pobres de vosotros alcanzaréis un nivel de riqueza con el que la mayoría de los seres humanos a lo largo de la historia no podría haber soñado. ¡Y esta larga y lujosa vida que tenéis por delante os va a deprimir!
¡Pero no desesperéis! Existe una correlación inversa entre la depresión y el ejercicio. Hazlo. Corred, mis hermosos intelectuales, corred.
5. Sé firme con tus opiniones.
Un famoso dicho afirma que las opiniones son como los agujeros del culo, en el sentido de que todo el mundo tiene una. Hay una gran sabiduría en esto... aunque yo añadiría que las opiniones difieren significativamente de los agujeros del culo, en el sentido de que las vuestras deben ser examinadas constante y exhaustivamente.
Debemos pensar críticamente, y no solo acerca de las ideas de los demás. Sed duros con vuestras creencias. Llevadlas a la terraza y golpeadlas con un bate de cricket.
Sed intelectualmente rigurosos. Identificad vuestras predisposiciones, vuestros prejuicios, vuestros privilegios.
La mayoría de los debates de la sociedad se mantienen vivos al no reconocer los matices. Tendemos a generar dicotomías falsas y luego tratamos de argumentar una posición usando dos suposiciones completamente diferentes, como dos jugadores de tenis que intentan ganar un partido golpeando tiros grácilmente ejecutados desde cualquier extremo de canchas de tenis separadas.
Por cierto, ahora que tengo a graduados en ciencias y humanidades frente a mí: por favor no cometáis el error de pensar que las humanidades y las ciencias están en conflicto entre ellas. Esta es una concepción reciente, estúpida y dañina. No has de ser poco científico para crear arte hermoso, para escribir cosas bellas.
Si necesitas pruebas: Twain, Adams, Vonnegut, McEwen, Sagan, Shakespeare, Dickens. Para empezar.
No hace falta ser supersticioso para ser poeta. No es necesario odiar la tecnología de modificación genética para preocuparse por la belleza del planeta. No tienes que reivindicar al alma para promover la compasión.
La ciencia no es un cuerpo de conocimiento ni un sistema de creencias; es solo un término que describe la adquisición gradual de la comprensión de la humanidad a través de la observación. La ciencia es asombrosa.
Las artes y las ciencias necesitan trabajar juntas para mejorar la forma en que se comunica el conocimiento. La idea de que muchos australianos -incluyendo a nuestro nuevo primer ministro y a mi primo lejano Nick- creen que la ciencia del calentamiento global antropogénico es polémica, es un poderoso indicador de la magnitud de nuestra falta de comunicación. El hecho de que el 30% de esta sala se haya enfurecido es otra prueba. El hecho de que esa inquietud tenga más que ver con la política que con la ciencia es aún más desesperante.
6. Sé un maestro.
¿Por favor? ¡Por favor, sé un maestro! Los profesores son las personas más admirables e importantes del mundo. No tienes que hacerlo toda la vida, pero si tienes dudas sobre qué hacer, sé un profesor increíble. Solo durante tus veinte. Sé maestro de primaria. Especialmente si eres un tío, necesitamos profesores de primaria hombres. Y aunque no seas un Maestro, sé un maestro. Comparte tus ideas. No des por asumida tu educación. Regocíjate por lo que aprendes y disemínalo.
7. Defínete a sí mismo por lo que amas.
Hace poco que me he dado cuenta de que hago esto, si alguien me pregunta qué tipo de música me gusta, digo "bueno, no escucho la radio porque las letras pop me molestan". O si alguien me pregunta qué comida me gusta, le digo: "Creo que el aceite de trufa se usa en exceso y es algo repulsivo". Y lo veo todo el tiempo en Internet, gente cuya idea de ser parte de una subcultura es odiar a Coldplay o al fútbol o a las feministas o al Partido Liberal. Tenemos tendencia a definirnos en oposición a las cosas; como comediante, me gano la vida con ello. Pero trata también de expresar tu pasión por las cosas que amas. Sé expresivo y generoso en tus alabanzas a aquellos a quienes admiras. Envía tarjetas de agradecimiento y ovaciona en pie. Sé pro-cosas, no solo anti-cosas.
8. Respeta a las personas con menos poder que tú.
En el pasado, he tomado decisiones importantes sobre gente con la que trabajo - agentes y productores - basadas en gran medida en cómo tratan a los camareros en los restaurantes. No me importa si eres el tipo más poderoso de la sala, te juzgaré por cómo tratas a los menos poderosos. Así es.
9. No te apresures.
No necesitas saber ya lo que vas a hacer el resto de tu vida. No digo que te quedes sentado todo el día fumando porros, pero no te asustes. La mayoría de las personas que conozco que estaban seguras de su carrera a los 20 años están teniendo crisis de mediana edad ahora.
Dije al principio de esta divagación que la vida no tiene sentido. No fue una afirmación frívola. Creo que es absurdo: la idea de buscar el "significado" en el conjunto de circunstancias que existen después de 13.800 millones de años de acontecimientos no guiados. Deja que los humanos piensen que el universo tiene un propósito para ellos. Sin embargo, no soy nihilista. Ni siquiera soy un cínico. En realidad, soy bastante romántico. Y esta es mi idea del romance:
Pronto estarás muerto. La vida a veces parece larga y dura y, Dios, es agotadora. Y a veces estarás feliz y a veces triste. Y entonces serás viejo. Y entonces estarás muerto.
Solo hay una cosa sensata que hacer con esta existencia vacía, y es llenarla. No dividirla en porciones. Rellenar. Eso es.
Y en mi opinión (hasta que esta cambie), la mejor manera de llenar la vida es aprendiendo todo lo que puedas, enorgulleciéndote de lo que estás haciendo, teniendo compasión, compartiendo ideas, ¡corriendo!, siendo entusiasta. Y luego está el amor y los viajes y el vino y el sexo y el arte y los niños y el dar y la escalada de montaña... pero ya sabes todo eso.
Es algo increíblemente emocionante, esta vida sin sentido. Buena suerte.
Gracias por tolerarme.
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V.O.
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In darker days, I did a corporate gig at a conference for this big company who made and sold accounting software. In a bid, I presume, to inspire their salespeople to greater heights, they’d forked out 12 grand for an Inspirational Speaker who was this extreme sports dude who had had a couple of his limbs frozen off when he got stuck on a ledge on some mountain. It was weird. Software salespeople need to hear from someone who has had a long, successful and happy career in software sales, not from an overly-optimistic, ex-mountaineer. Some poor guy who arrived in the morning hoping to learn about better sales technique ended up going home worried about the blood flow to his extremities. It’s not inspirational – it’s confusing.
And if the mountain was meant to be a symbol of life’s challenges, and the loss of limbs a metaphor for sacrifice, the software guy’s not going to get it, is he? Cos he didn’t do an arts degree, did he? He should have. Arts degrees are awesome. And they help you find meaning where there is none. And let me assure you, there is none. Don’t go looking for it. Searching for meaning is like searching for a rhyme scheme in a cookbook: you won’t find it and you’ll bugger up your soufflé.
Point being, I’m not an inspirational speaker. I’ve never lost a limb on a mountainside, metaphorically or otherwise. And I’m certainly not here to give career advice, cos… well I’ve never really had what most would call a proper job.
However, I have had large groups of people listening to what I say for quite a few years now, and it’s given me an inflated sense of self-importance. So I will now – at the ripe old age of 38 – bestow upon you nine life lessons. To echo, of course, the 9 lessons and carols of the traditional Christmas service. Which are also a bit obscure.
You might find some of this stuff inspiring, you will find some of it boring, and you will definitely forget all of it within a week. And be warned, there will be lots of hokey similes, and obscure aphorisms which start well but end up not making sense.
So listen up, or you’ll get lost, like a blind man clapping in a pharmacy trying to echo-locate the contact lens fluid.
Here we go:
1. You Don’t Have To Have A Dream.
Americans on talent shows always talk about their dreams. Fine, if you have something that you’ve always dreamed of, like, in your heart, go for it! After all, it’s something to do with your time… chasing a dream. And if it’s a big enough one, it’ll take you most of your life to achieve, so by the time you get to it and are staring into the abyss of the meaninglessness of your achievement, you’ll be almost dead so it won’t matter.
I never really had one of these big dreams. And so I advocate passionate dedication to the pursuit of short-term goals. Be micro-ambitious. Put your head down and work with pride on whatever is in front of you… you never know where you might end up. Just be aware that the next worthy pursuit will probably appear in your periphery. Which is why you should be careful of long-term dreams. If you focus too far in front of you, you won’t see the shiny thing out the corner of your eye. Right? Good. Advice. Metaphor. Look at me go.
2. Don’t Seek Happiness
Happiness is like an orgasm: if you think about it too much, it goes away. Keep busy and aim to make someone else happy, and you might find you get some as a side effect. We didn’t evolve to be constantly content. Contented Australophithecus Afarensis got eaten before passing on their genes.
3. Remember, It’s All Luck
You are lucky to be here. You were incalculably lucky to be born, and incredibly lucky to be brought up by a nice family that helped you get educated and encouraged you to go to Uni. Or if you were born into a horrible family, that’s unlucky and you have my sympathy… but you were still lucky: lucky that you happened to be made of the sort of DNA that made the sort of brain which – when placed in a horrible childhood environment – would make decisions that meant you ended up, eventually, graduating Uni. Well done you, for dragging yourself up by the shoelaces, but you were lucky. You didn’t create the bit of you that dragged you up. They’re not even your shoelaces.
I suppose I worked hard to achieve whatever dubious achievements I’ve achieved … but I didn’t make the bit of me that works hard, any more than I made the bit of me that ate too many burgers instead of going to lectures while I was here at UWA.
Understanding that you can’t truly take credit for your successes, nor truly blame others for their failures will humble you and make you more compassionate.
Empathy is intuitive, but is also something you can work on, intellectually.
4. Exercise
I’m sorry, you pasty, pale, smoking philosophy grads, arching your eyebrows into a Cartesian curve as you watch the Human Movement mob winding their way through the miniature traffic cones of their existence: you are wrong and they are right. Well, you’re half right – you think, therefore you are… but also: you jog, therefore you sleep well, therefore you’re not overwhelmed by existential angst. You can’t be Kant, and you don’t want to be.
Play a sport, do yoga, pump iron, run… whatever… but take care of your body. You’re going to need it. Most of you mob are going to live to nearly a hundred, and even the poorest of you will achieve a level of wealth that most humans throughout history could not have dreamed of. And this long, luxurious life ahead of you is going to make you depressed!
But don’t despair! There is an inverse correlation between depression and exercise. Do it. Run, my beautiful intellectuals, run.
5. Be Hard On Your Opinions
A famous bon mot asserts that opinions are like arse-holes, in that everyone has one. There is great wisdom in this… but I would add that opinions differ significantly from arse-holes, in that yours should be constantly and thoroughly examined.
We must think critically, and not just about the ideas of others. Be hard on your beliefs. Take them out onto the verandah and beat them with a cricket bat.
Be intellectually rigorous. Identify your biases, your prejudices, your privilege.
Most of society’s arguments are kept alive by a failure to acknowledge nuance. We tend to generate false dichotomies, then try to argue one point using two entirely different sets of assumptions, like two tennis players trying to win a match by hitting beautifully executed shots from either end of separate tennis courts.
By the way, while I have science and arts grads in front of me: please don’t make the mistake of thinking the arts and sciences are at odds with one another. That is a recent, stupid, and damaging idea. You don’t have to be unscientific to make beautiful art, to write beautiful things.
If you need proof: Twain, Adams, Vonnegut, McEwen, Sagan, Shakespeare, Dickens. For a start.
You don’t need to be superstitious to be a poet. You don’t need to hate GM technology to care about the beauty of the planet. You don’t have to claim a soul to promote compassion.
Science is not a body of knowledge nor a system of belief; it is just a term which describes humankind’s incremental acquisition of understanding through observation. Science is awesome.
The arts and sciences need to work together to improve how knowledge is communicated. The idea that many Australians – including our new PM and my distant cousin Nick – believe that the science of anthropogenic global warming is controversial, is a powerful indicator of the extent of our failure to communicate. The fact that 30% of this room just bristled is further evidence still. The fact that that bristling is more to do with politics than science is even more despairing.
6. Be a teacher.
Please? Please be a teacher. Teachers are the most admirable and important people in the world. You don’t have to do it forever, but if you’re in doubt about what to do, be an amazing teacher. Just for your twenties. Be a primary school teacher. Especially if you’re a bloke – we need male primary school teachers. Even if you’re not a Teacher, be a teacher. Share your ideas. Don’t take for granted your education. Rejoice in what you learn, and spray it.
7. Define Yourself By What You Love
I’ve found myself doing this thing a bit recently, where, if someone asks me what sort of music I like, I say “well I don’t listen to the radio because pop lyrics annoy me”. Or if someone asks me what food I like, I say “I think truffle oil is overused and slightly obnoxious”. And I see it all the time online, people whose idea of being part of a subculture is to hate Coldplay or football or feminists or the Liberal Party. We have tendency to define ourselves in opposition to stuff; as a comedian, I make a living out of it. But try to also express your passion for things you love. Be demonstrative and generous in your praise of those you admire. Send thank-you cards and give standing ovations. Be pro-stuff, not just anti-stuff.
8. Respect People With Less Power Than You.
I have, in the past, made important decisions about people I work with – agents and producers – based largely on how they treat wait staff in restaurants. I don’t care if you’re the most powerful cat in the room, I will judge you on how you treat the least powerful. So there.
9. Don’t Rush.
You don’t need to already know what you’re going to do with the rest of your life. I’m not saying sit around smoking cones all day, but also, don’t panic. Most people I know who were sure of their career path at 20 are having midlife crises now.
I said at the beginning of this ramble that life is meaningless. It was not a flippant assertion. I think it’s absurd: the idea of seeking “meaning” in the set of circumstances that happens to exist after 13.8 billion years worth of unguided events. Leave it to humans to think the universe has a purpose for them. However, I am no nihilist. I am not even a cynic. I am, actually, rather romantic. And here’s my idea of romance:
You will soon be dead. Life will sometimes seem long and tough and, god, it’s tiring. And you will sometimes be happy and sometimes sad. And then you’ll be old. And then you’ll be dead.
There is only one sensible thing to do with this empty existence, and that is: fill it. Not fillet. Fill. It.
And in my opinion (until I change it), life is best filled by learning as much as you can about as much as you can, taking pride in whatever you’re doing, having compassion, sharing ideas, running(!), being enthusiastic. And then there’s love, and travel, and wine, and sex, and art, and kids, and giving, and mountain climbing … but you know all that stuff already.
It’s an incredibly exciting thing, this one, meaningless life of yours. Good luck.
Thank you for indulging.