En ocasiones me han preguntado "¿Qué pasa si te equivocas y te encuentras a Dios cuando mueras?" La implicación, por supuesto, es que seré castigado en el infierno por no aceptar lo que es evidente para los creyentes, es decir, que Dios existe.
Bertrand Russell se hizo la misma pregunta. Su respuesta fue: "Yo le preguntaría '¿Por qué no nos diste más pruebas?'". Encuentro imposible pensar que Dios me envíe al infierno por cuestionar su existencia sobre la base de la completa falta de evidencia empírica o argumento convincente. Por supuesto, hay incluso menos pruebas de la existencia del infierno que la que hay para Dios, de modo que probablemente este sea mi mejor motivo para no temer el infierno.
Y no segunda, menos importante, otra razón por la que no temo el infierno es que estará lleno de algunas de mis personas favoritas, que como yo, carecen de la capacidad de creer en lo sobrenatural ;-)