Queda medio bote de leche condensada.
Queda un cesto de mimbre lleno de sábanas rojas.
Quedan todos esos cuentos que mi tristeza dejó al margen.
Queda poner verdes a los políticos (a todos, por si acaso).
Queda mirarnos siempre.
En la tormenta.
Bajo la lluvia.
Me gusta tanto como escribes.
¿Por qué no decirlo?
A veces no nos decimos estas cosas, pero hace falta decirlas.
Te extraño.
Cuéntame esos cuentos.
Yo traigo el chocolate y la infusión de frutas.
No queda nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sé buena persona y por favor no castigues mis marchitas neuronas con otra escritura que no sea la respetuosa con la puntuación y la ortografía, el censor que llevo dentro te lo recompensará continuando dormido.