viernes, 22 de junio de 2007

Los que crecimos con la EGB...

Nuestras madres quitaban el polvo con “Centella”, lavaban la vajilla con un bote blanco con el tapón naranja de “Mistol” y al “Jabón de Marsella” le llamaban “Lagarto”.

Nuestros padres conducían un “Seat 131 Supermirafiori”. Nuestras bicis eran "Derbi" o “BH” y nuestras primeras zapatillas de deporte fueron unas “Paredes”, aunque a nuestras madres les gustaran más los Kickers”.

Nos cortaban el pelo “a navaja”. Sólo se podía ver TVE, aunque podíamos elegir entre el UHF y el VHF.

Todos bebíamos gaseosa “La Casera” o “La Pitusa”. Los hombres fumaban “Ducados”. Los chicles eran “Cheiw” y los caramelos “PEZ”.

La gente dormía de miedo en colchones “Pikolín” y el Athletic de Bilbao y la Real ganaban las Ligas por pares hasta que a Butragueño le dio por enseñar los huevos.

A Sabrina se le escapó una teta en la Gala de Nochevieja y en todo el país no se habló de otra cosa hasta el mes de marzo.

A Alaska le dejaban presentar un programa para críos en la tele, donde se “desenseñaba a desaprender como se deshacen las cosas” y Pancho el de “Verano Azul” todavía no se metía picos. Una señora le contaba a “Encarna de Noche” que se le quemaba el hijo en Alcobendas porque tenía las empanadillas haciendo la mili.

Una caja de 12 “Plastidecores” era un buen regalo de cumpleaños y por uno “color carne” eras capaz de matar. Las cajas de 24 eran como Bin Laden, existían, pero nadie las había visto.

Una bolsa de pipas “Facundo” de 15 pelas era enorme y por una peseta te daban dos “Sugus”.

Repartían álbumes a las salidas de los colegios para engancharte a la colección. Los sobres de cromos costaban 5 pelas, pero también te los daban con las tapas de los yogures “Yoplait”.

En aquel país de menos de 5.000 dólares de renta per cápita, nos daban dos “Petisuis”, pero es que antes eran la mitad de tamaño. Las “María” eran “Fontaneda”, los camiones “Ebro” y las furgonetas “DKV”. El camión del butano tocaba la bocina y los críos nos hacíamos brechas en los hierros oxidados de los columpios y nuestras madres nos daban algún cachete por romper los pantalones. Llevábamos coderas y rodilleras en jerséis y pantalones, que se renovaban hasta que la prenda se nos quedaba pequeña.

En vez de un Magnum Almendrado, pedías un “polo de limón” y a veces, el chocolate era “La Campana de Elgorriaga” (malo, malo, malo).

Las pilas “Tximist” solían romperse cuando se agotaban en nuestros casetes “mono” y los tebeos de “Mortadelo” pasaban de mano en mano.

Hubo muchas niñas cuya primera colonia fue “Chispas”. Y no había cartones de leche en tetra brik, sino que la leche venía en bolsas de plástico que necesitaban un recipiente para meterse en la nevera o incluso a granel, servida a domicilio desde la propia vaquería y por supuesto ni UHT, ni uperisada, había que hervirla, resultando una capa de nata espesa y de sabor fuerte, que con azúcar era la merienda más exquisita que pudiera existir. El detergente venía en paquetes con forma de tubo alargado con asa. Y en vez de grabadoras de DVD y CD-ROM, te ibas a casa de tu colega con radiocasete de doble pletina, a llenar una TDK de 90 minutos de juegos para Spectrum 48k.

Y con la Teleindiscreta regalaban pegatinas de UVEEEEEEEEEEE!!!!

Aquella generación coleccionábamos cochecitos “Güisbal”, el helicóptero de “Tulipán” aterrizaba en las piscinas para regalar bocadillos en los anuncios de la tele.

Aquella generación empleábamos el vaso de “Nocilla” para dibujar a Naranjito. Así que la Nocilla, ni mentarla. Además, es “leche, cacao, Avellanas y azúcar” ¡A saber que le echarán a la Nutella esa!

2 comentarios:

  1. Qué tiempos, es cierto. La teta de Sabrina... había que ver a mi abuelo, ya mayor, cómo se le alegraron los ojilos aquella nochevieja.

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  2. Tempus fugit!
    También se comía palulú, los taxis eran 1500 o ¡Dodges! y las máquinas recreativas más avanzadas eran las de bolas.
    Un saludo.
    Por cierto, Yo todavía sigo fumando Ducados

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Sé buena persona y por favor no castigues mis marchitas neuronas con otra escritura que no sea la respetuosa con la puntuación y la ortografía, el censor que llevo dentro te lo recompensará continuando dormido.