viernes, 14 de marzo de 2008

Todo es mentira, mentira, mentira...

Queda medio bote de leche condensada.
Queda un cesto de mimbre lleno de sábanas rojas.
Quedan todos esos cuentos que mi tristeza dejó al margen.
Queda poner verdes a los políticos (a todos, por si acaso).
Queda mirarnos siempre.
En la tormenta.
Bajo la lluvia.
Me gusta tanto como escribes.
¿Por qué no decirlo?
A veces no nos decimos estas cosas, pero hace falta decirlas.
Te extraño.
Cuéntame esos cuentos.
Yo traigo el chocolate y la infusión de frutas.
No queda nada.

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Sé buena persona y por favor no castigues mis marchitas neuronas con otra escritura que no sea la respetuosa con la puntuación y la ortografía, el censor que llevo dentro te lo recompensará continuando dormido.