domingo, 6 de abril de 2025

Pugna interruptus

Cargando el ambiente más de lo que ya estaba, el silencio entre ellos anticipaba una inminente pelea. 

Él tamborileaba los dedos sobre la mesa de manera rítmica; ella miraba por la ventana, perdida. 

“¿Hice que sintieras… mal?”, preguntó ella finalmente, aunque no dio la vuelta para mirarle. 

Él, interrumpió él el rítmico golpeteo, esperando que ella siguiera hablando. “¿Te hice sentir de menos…?”, repitió ella, por fin mirándolo directamente a los ojos, con algo en la mirada que indicaba vulnerabilidad. 

Él, negó con la cabeza, pero tartamudeando, contestó: “No, no fue eso… solo… solo me dolió que no hicieras el esfuerzo de preocuparte por entenderme”. 

Moviéndose hacia él poco a poco, extendiéndole la mano como lo había hecho mil veces antes, él la tomó, y el silencio se volvió hogar.

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Sé buena persona y por favor no castigues mis marchitas neuronas con otra escritura que no sea la respetuosa con la puntuación y la ortografía, el censor que llevo dentro te lo recompensará continuando dormido.