El «sanewashing» es el acto de presentar declaraciones radicales y escandalosas de una manera que las hace parecer normales. Los periodistas no solo pueden, sino que deben evitarlo, en aras de no convertir sus medios en meros soportes de propaganda al servicio de lo que suelen ser personajes antisistema.
Casi cada vez que ciertos políticos hablan, ya sea en una
entrevista, un debate o un mitin de campaña, perpetúan mentiras, hacen
afirmaciones ofensivas y siembran tanto el asombro como el miedo.
Se ha hablado mucho sobre cómo la prensa—quizás de manera deliberada o inadvertida—hace que estos políticos suenen más coherentes y normales. La palabra ingeniosa para describir esto es «sanewashing». Al igual que el «greenwashing» o el «sportswashing», el «sanewashing» es el acto de empaquetar declaraciones radicales y escandalosas de una manera que las hace parecer normales. Los críticos acusan a muchos en el periodismo de hacer exactamente eso.
Pero hay más explicaciones. El periodismo trata de dar sentido a las cosas, así que, por supuesto, los periodistas quieren ayudar a la gente a entender lo que estos políticos están tratando de decir. La información tiende a centrarse en ofrecer a las personas información útil, no en reproducir divagaciones incoherentes. Con demasiada frecuencia, las historias políticas carecen de un enfoque claro. A veces intentan abarcar demasiado o simplemente embaucar a la audiencia. Pero las historias que establecen un propósito definido tienden a utilizar las citas de los políticos de maneras que capturan con precisión su discurso.
Para evitar blanquear inapropiadamente una declaración
de cualquier político, los periodistas deben elaborar sus historias de manera intencional, seleccionar sus citas e identificar qué valor aporta la
historia a la audiencia.
A continuación, se presentan algunas soluciones, con
ejemplos, que demuestran cómo los periodistas han utilizado citas de políticos
que transmiten con precisión la naturaleza confusa o alarmante de sus
declaraciones.
Dejar que las citas hablen por sí mismas
Los periodistas tienen el impulso de facilitar las cosas a los consumidores de noticias. Eso está bien cuando se traduce la jerga económica de un presidente del banco central porque es realmente útil. Pero es un error intentar dar sentido donde no lo hay.
Imaginemos un reportaje cuyo propósito es claro: contrastar las propuestas de diferentes políticos sobre soluciones a las dificultades económicas que enfrentan las familias, como el cuidado infantil. Para lograrlo, el periodista revisa discursos de varios candidatos y sus compañeros de fórmula. Encuentra material sólido de algunos candidatos y detalla sus propuestas. Sin embargo, al analizar las declaraciones de otro político, el reportaje señala que este divaga y es ilógico cuando habla sobre aliviar la carga del cuidado infantil en las familias. A mitad de la historia, el periodista transcribe una extensa cita directa que el político pronunció en respuesta a una pregunta específica sobre sus planes legislativos para abordar el problema.
El medio pidió a la campaña una aclaración y no obtuvo respuesta. No hay manera de dar sentido a lo que el político está diciendo; es verdaderamente incomprensible. Inteligentemente, el periodista ni siquiera lo intenta. Esa es la genialidad: el reportero le dice al lector que la respuesta del político fue una divagación y luego muestra precisamente lo que dijo. Si el político mencionó, por ejemplo, su plan de implementar aranceles como parte de la solución, el periodista podría seguir la cita con contexto adicional, señalando que expertos de diferentes perspectivas políticas estiman que tales aranceles costarían a las familias una suma significativa al año.
Señalar las mentiras y el propósito que sirven
Cuando un político miente o distorsiona información repetidamente, el instinto periodístico es aclarar los hechos, lo cual es útil para quienes buscan la verdad. Por ejemplo, si en un debate un político afirma que ciertos inmigrantes están cometiendo actos atroces en una ciudad específica, muchos periodistas, incluidos los moderadores, proporcionarán una verificación de hechos que refute esa afirmación. Además de aclarar la verdad, otro propósito periodístico es exponer el objetivo detrás de la mentira. Un medio podría publicar una historia explicando la historia de ese tropo o estereotipo.
Es posible ir aún más lejos y analizar cómo el político
llegó al punto de hacer esa afirmación ridícula. Si el moderador le preguntó
por qué bloqueó un proyecto de ley sobre seguridad en la gestión de la inmigración, y
el político respondió con una serie de declaraciones desconectadas que
culminaron en una acusación infundada, el periodista puede destacar esta
táctica evasiva.
No solo la afirmación es falsa, sino que se utiliza para
categorizar a ciertos grupos como una amenaza para una forma de vida más
segura. Es relevante recordar a los lectores que el político recurrió a este
tropo ofensivo en lugar de explicar sus acciones legislativas.
Exponer la conspiración y su audiencia objetivo
Casi todo lo que dice un político está diseñado para resonar
con una audiencia específica. Estos mensajes en clave pueden ser muy sutiles y,
con algunos candidatos, el mensaje evoluciona con el tiempo.
Supongamos que un columnista desmenuza una teoría económica
poco conocida que un político ha estado promoviendo. El columnista, con
experiencia reconocida en el campo, no necesita otros expertos para explicar el
absurdo de las afirmaciones del político sobre cómo ciertos países están
tratando de dañar a su nación al abandonar su moneda en sus reservas.
Le lleva una columna entera planear su argumento porque debe explicar cómo funciona el sistema de moneda de reserva. Comienza citando extensamente al político en un mitin—una cita que inicia con una afirmación falsa sobre la criminalidad y culmina con la promesa de obligar a otros países a mantener reservas en su moneda nacional. Para el economista aficionado, que podría sentirse atraído por el argumento, el columnista explica que el político está confundiendo varios conceptos, ninguno de los cuales parece comprender.
Esta columna en particular no es para todo el mundo, pero
está ahí para quienes desean más información.
Identificar el propósito periodístico
Estas técnicas de selección de citas funcionan para todos
los políticos. La forma más sencilla para que los periodistas eviten promover
la agenda de un político al informar es identificar explícitamente qué valor
obtendrá la audiencia al escuchar la cita y compartir esa razón con ellos.
Si un periodista incluye una cita extensa para mostrar cuán ofensiva fue una declaración, debe comunicarlo claramente. Si están documentando una falta de coherencia mental, deben expresarlo. Cuando desean verificar los hechos de un candidato, deben informar a la audiencia que están aclarando la verdad. Y si pretenden exponer un mensaje oculto o lenguaje codificado, deben desglosar el tropo y documentar su historia y uso.
El peor hábito es que los periodistas incluyan citas como
relleno, sin ningún propósito periodístico. En el mejor de los casos, hace
perder el tiempo de la audiencia; en el peor, confiere legitimidad y dificulta
la rendición de cuentas.
Buscando una conclusión a todo lo anterior, es esencial que los periodistas adopten un enfoque crítico y deliberado al informar sobre políticos que emiten declaraciones radicales o confusas. Evitar el «sanewashing» no solo protege la integridad de la información, sino que también garantiza que el público reciba una representación fiel de los hechos. Al destacar la naturaleza real de estas declaraciones y proporcionar el contexto necesario, los medios pueden fomentar una sociedad mejor informada y promover un discurso público más saludable y responsable.
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