domingo, 29 de agosto de 2021

Monóxido de dihidrógeno: un asesino apenas reconocible

En mayo de 2009 ya publiqué una entrada sobre este tema, en ese momento completamente descontextualizada. Hoy creo que sigue siendo un tema absolutamente válido y por ello vamos a darle otra nueva vuelta.

En la primavera de 1996, Nathan Zohner, un estudiante de 14 años con notable iniciativa del Eagle Rock Junior High School de Idaho Falls (Idaho), realizó su proyecto de feria de ciencias acerca del monóxido de dihidrógeno. Nathan distribuyó un informe irónico que había circulado por Internet, titulado "Dihydrogen Monoxide: The Unrecognized Killer" a 50 de sus compañeros de clase.

Entre otras afirmaciones del informe, este expresaba que el compuesto químico monóxido de dihidrógeno (o MODH) estaba implicado en la muerte de miles de estadounidenses cada año, principalmente por ingestión accidental y que, en forma gaseosa, podía provocar graves quemaduras. No acabando ahí los peligros de esta sustancia química.

El producto químico era tan cáustico que "aceleraba la corrosión y la oxidación de muchos metales, siendo un componente principal de la lluvia ácida y habiéndose encontrado en tumores extirpados de pacientes con cáncer terminal". Los síntomas de la ingestión incluían "sudoración y micción excesivas", y "para aquellos que han desarrollado una dependencia de MODH, la retirada completa significaba una muerte segura".

Además, y haciendo esto más grave, se había confirmado la presencia de esta sustancia en todos los ríos, arroyos, lagos y embalses de Estados Unidos. A juzgar por estos hechos, ¿creían los estudiantes con los que Zohner compartió el informe que el monóxido de dihidrógeno debería prohibirse?

Parecía un caso claro, hasta que uno se daba cuenta de que este compuesto químico es simplemente agua, dos moléculas de hidrógeno unidas a una de oxígeno, o H2O, que podía ahogarte, escaldarte o hacerte ir al baño.

Los compañeros de Zohner era chicos inteligentes que habían estudiado química; muchos de ellos, tenían padres que trabajan en el cercano Laboratorio de Ingeniería Nuclear y Medio Ambiente de Idaho. Nathan simplemente les pidió que leyeran el informe (que es completamente objetivo) y decidieran qué hacer con el producto químico, si es que había que hacer algo. Les animó incluso a preguntar al profesor qué era el MODH, pero ninguno lo hizo.

Al final, 43 estudiantes, es decir, el 86% de la muestra, "votaron a favor de prohibir el monóxido de dihidrógeno porque había causado demasiadas muertes", escribió Nathan en la conclusión de su proyecto, añadiendo que "estaba horrorizado de que mis compañeros fueran engañados tan fácilmente. No me siento cómodo con el nivel actual de comprensión".

El proyecto de Nathan, que ganó el gran premio de la Feria de Ciencias del Gran Idaho Falls, se titulaba "¿Cómo de crédulos somos?". Pero aquellos alumnos de noveno grado seguro que no eran los únicos crédulos. Estoy seguro de que, si Nathan hubiera hecho el mismo experimento con adultos, hubiese descubierto que al menos otros tantos querrían prohibir el MODH. Y de aquí, sin la menor duda, podemos extrapolar esto a la gente que legisla y gestiona los bienes públicos.

Las implicaciones de la investigación de Nathan fueron tan inquietantes que David Murray, en ese momento director de investigación de la organización sin ánimo de lucro Statistical Assessment Service de Washington decidió acuñar un término: "Zohnerismo", definido como el uso de un hecho verdadero para llevar a un público científica y matemáticamente ignorante a una conclusión falsa.

En un mundo en el que reina la ignorancia técnica y la susceptibilidad a los zohnerismos es alta, es deber de políticos, periodistas y científicos presentar los hechos de forma responsable y en su contexto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sé buena persona y por favor no castigues mis marchitas neuronas con otra escritura que no sea la respetuosa con la puntuación y la ortografía, el censor que llevo dentro te lo recompensará continuando dormido.