Airbus A380 y Eurofighter Typhoon © Bundesheer / Zinner |
El piloto del caza disminuye la velocidad, se empareja con el Airbus y saluda por radio al piloto del avión de pasajeros: “Airbus, ¿qué, un vuelo aburrido?, ¿verdad? Echa un vistazo y alucina”.
Pone al avión boca abajo, acelera, rompe la barrera del sonido, se eleva rápidamente hasta una altura vertiginosa y desciende seguidamente en picado hasta casi el nivel del mar, en un impresionante picado. Vuelve a ponerse a la altura del Airbus y pregunta: “¿Qué te ha parecido?”.
El piloto del Airbus responde: “Impresionante, pero ahora mira esto tú”.
El piloto del caza observa al A380, pero no pasa nada. Siguen volando recto, a la misma velocidad. Al cabo de 15 minutos, el piloto del Airbus dice por radio: “Bueno, ¿qué te ha parecido esto otro a ti?”.
Confundido, el piloto del Typhoon pregunta: “¿Qué has hecho? No he visto nada”.
El piloto del Airbus se ríe y dice: “Me he levantado, he estirado las piernas, he ido a la parte de atrás del avión para usar el lavabo y luego me he tomado una taza de café con un pastelito de chocolate y, de paso, he estado hablando con la sobrecargo acerca de dónde íbamos a cenar esta noche en Nueva York”.
La moraleja de la historia es que cuando eres joven, la velocidad y la adrenalina parecen ser geniales. Pero cuando te haces mayor y más sabio, aprendes que la comodidad y la paz son más importantes. Esto se llama S.O.S.: Slower, Older and Smarter (más lento, más viejo y más inteligente).
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Sé buena persona y por favor no castigues mis marchitas neuronas con otra escritura que no sea la respetuosa con la puntuación y la ortografía, el censor que llevo dentro te lo recompensará continuando dormido.