domingo, 14 de julio de 2024

Cálmate: tu teléfono no está escuchando tus conversaciones. sólo está rastreando todo lo que tecleas, cada aplicación que utilizas, cada sitio web que visitas y cualquier lugar del mundo físico al que vayas

Artículo original de JONATHAN ZELLER.

Una experiencia universal de la vida moderna es hablar de algo e inmediatamente después ver un anuncio que parece que debe ser el resultado de esa conversación. Quizá le digas a alguien que estás planeando unas vacaciones y empieces a ver anuncios de vuelos y hoteles. Tal vez hables de que quieres empezar a correr y te veas bombardeado por anuncios de zapatillas deportivas. Tal vez hables de lo duro que es estar soltero y veas una serie de publicaciones patrocinadas sobre aplicaciones de citas. Cuando esto ocurre, puedes sospechar que tu teléfono esté “escuchando tus conversaciones”.

Esta creencia es falsa y paranoica. No vivimos en una distopía tecnológica en la que nuestros teléfonos inteligentes utilizan clandestinamente sus micrófonos para captar cada palabra que decimos y luego alimentarnos con mensajes publicitarios basados en ellas. La verdad es más sencilla y nada alarmante: tu teléfono sólo parece escucharte porque está recopilando datos sobre cada palabra que tecleas, cada sitio web que visitas y, mediante el seguimiento por GPS, todos los lugares del mundo físico a los que vas.

“No es sólo que confíe en la imaginación de Sam Sax. Creo sinceramente que la libertad creativa de Sam libera el potencial de nuestra liberación”. - Saeed Jones

La histérica muchedumbre del sombrerito de hojalata te insta a apagar el teléfono siempre que vayas a hablar de algo privado -como tus opiniones políticas, creencias religiosas o afecciones médicas-, como si el teléfono fuera a “oírlas” de algún modo y las empresas tecnológicas fueran a utilizar esa información contra ti. En realidad, ya saben todas esas cosas sobre ti porque saben qué fuentes de noticias lees, el contenido de tus correos electrónicos, qué páginas de WebMD* has visitado y cuánto tiempo has pasado en qué iglesia, sinagoga, mezquita o centro humanista ético. Así que ni te preocupes. No es que haya hackeos todos los días, y cada vez habrá más a medida que pase el tiempo, y algún loco amoral de la web oscura acabará viendo una transcripción de cada conversación en persona que hayas tenido. Estarán demasiado ocupados mirando una lista de con quién has hablado, a qué hora y durante cuántos segundos.

Además, no necesitas utilizar un teléfono ni siquiera un ordenador para que invadan tu intimidad. ¿Sabías que las empresas de tarjetas de crédito pueden vender legalmente datos sobre tus compras a terceros? Es cierto. Y apuesto a que, si decides intentar eludir eso comprando exclusivamente con dinero físico, probablemente tu banco te señalará como una especie de bicho raro que saca demasiado dinero en efectivo y debe estar tramando algo turbio. Es mejor rendirse. No dudes en tener una conversación en persona con tu amigo más preocupado por la privacidad sobre lo inútil que es resistirse. Su iPhone o Android no lo captarán y, sinceramente, como si lo que dices fuera tan interesante. Sé realista, amigo mío. A nadie le importas.

Nuestra avanzada tecnología de la información tiene muchas ventajas, muchas de las cuales proceden de la personalización que obtienes cuando las empresas conocen tus preferencias. No puedes cambiar el mundo en que vivimos, así que lo mejor que puedes hacer es relajarte y disfrutar de lo bueno del siglo XXI. Y aunque pueda resultar inquietante enfrentarte a aquellos aspectos más oscuros de ti que atesoran las empresas, al menos puedes consolarte con el hecho de que tus conversaciones de voz a voz siguen siendo inviolables y, por muy extraños que parezcan los anuncios que te ponen, tu teléfono no te está espiando.

Por cierto, acaba de producirse una actualización de software, y ahora tu teléfono escucha tus conversaciones.

* WebMD es una empresa estadounidense que publica noticias e información en internet sobre salud y bienestar.


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