domingo, 4 de agosto de 2024

¿Existe la sabiduría infinita? Respuesta corta: no, ¿pero a quién le importa?

¿Alguna vez te has encontrado con alguien que parece saberlo todo? Esas personas que siempre tienen la respuesta a cualquier pregunta no es que sean superhumanos, sino que reúnen las habilidades precisas que les proporcionan esa apariencia. Dicho de una manera muy resumida, se basan en saber reconocer muy bien patrones, usar el sentido común de manera amplia y tener una memoria que almacena de una forma muy eficiente datos al azar. Veamos cómo funciona esto.

Imagina que estás jugando unas partidas de cartas y siempre las ganas porque sabes qué cartas van a salir. Eso es saber reconocer patrones; es la habilidad de ver regularidades en las cosas que nos rodean y suceden a nuestro alrededor. La gente que parece saberlo todo es destacadamente buena en esto. Pueden correlacionar información de forma rápida y eficiente, aprovechando lo que ya saben para deducir cosas nuevas.

Junto a esto, suman un amplio sentido común, que es como ese consejo que te da tu abuela y que siempre resulta ser cierto. Se trata de aplicar lo que sabes de la vida diaria a los problemas a los que te vas enfrentando. Los individuos que tienen siempre la respuesta correcta, saben cómo aplicar este conocimiento práctico para resolver cualquier situación. No es magia, es experiencia y lógica.

Por último, la memoria incidental es esa que te lleva a recordar cosas sin querer, como cuando alguien menciona una canción y recuerdas toda la letra, aunque no la hayas escuchado en años. Quienes parecen saberlo todo tienen una memoria increíble para esos pequeños detalles. Pueden recordar datos aleatorios que, de alguna manera, siempre terminan siendo útiles en infinidad de circunstancias, creando asociaciones inmediatas entre la experiencia del momento y su variopinto almacén de recuerdos.

Cuando juntas estas tres habilidades, reconocer patrones, sentido común y buena memoria, tienes a alguien que parece saberlo todo. Esta gente procesa información de manera superrápida y eficiente. Responden preguntas con confianza y parecen tener la respuesta para todo. No hablamos de un conocimiento profundo, pero sí de uno de alcance muy amplio y general a disposición inmediata de las circunstancias.

Además, importa, y mucho, la forma en que se comunican. Si alguien explica bien las cosas y lo hace con seguridad, los demás tienden a pensar que sabe mucho más de lo que realmente sabe. La percepción de los demás, influenciada por cómo se presenta la persona y el contexto, refuerza esta idea de que son «sabios».

En resumidas cuentas, la razón por la que algunas personas parecen saberlo todo no es porque realmente lo sepan todo, sino porque son muy buenos en reconocer patrones, aplicar el sentido común y recordar de forma instantánea detalles al azar. Estas habilidades les permiten procesar y usar información de manera muy efectiva, creando la impresión de que tienen un conocimiento muy profundo y variopinto. Como decía antes, entender la existencia de esta combinación de factores nos ayuda a ver que no es magia, sino habilidades humanas bien desarrolladas y aplicadas.

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