lunes, 29 de abril de 2024

El mito de la segunda oportunidad

 

En ciertas narrativas recurrentes emerge un patrón con claridad: un personaje comete un error, uno solo, que luego lo persigue hasta el final de sus días. Imagina a una joven que, por un error de identificación en la policía, destruye dos vidas, incluida la suya. O a un hombre, cuyo intercambio de miradas se convierte en una obsesión que da paso al nacimiento de un acosador persistente. O una pareja que fracasa en su primer encuentro íntimo, marcando para siempre su relación.

Se critica este recurso narrativo por considerarlo inapropiado para un artista serio, acusándolo de instrumentalizar una obsesión con el incidente que no refleja la gradualidad y el desorden de la vida real. Mientras algunos autores se deleitan en la lenta acumulación de la experiencia humana, otros se centran en un evento singular. Demasiado ordenado. Demasiado simplista. Escrito como si estuviese destinado a ser el guión de una telenovela.

Hoy, con el suficiente paso del tiempo a mis espaldas como para observar a mis contemporáneos en su edad madura, incluidos algunos decepcionados y lastimados, sostengo que esta visión captura acertadamente la realidad. La sorpresa y el terror de la madurez radica en cuánto del destino de una persona puede depender de un solo error de juicio.

¿Ejemplos? Si te casas mal —o te casas cuando no deberías— no supongas que el daño es reversible. Si eliges mal tu carrera y te das cuenta pasados los 30, no cuentes, salvo inusuales excepciones, con encontrar un camino de retorno. Ninguno de estos errores tiene que condenar a una persona a un sufrimiento eterno y profundo, pero la vida depende del camino, cada error limita las próximas rondas de opciones. Un gran error, o simplemente uno temprano, puede cerrar toda esperanza de alcanzar la vida que inocentemente soñabas.

Y en cuanto a las personas que se dedican profesionalmente a ofrecer orientación, debería existir más sinceridad en su praxis. El auge de la industria del consejo —los podcasts de autoayuda, los entrenadores ejecutivos, etc.— ha sido mayormente benigno, pero mucho de su contenido se basa en los ideales estadounidenses, y refleja el optimismo mágico de ese país. La noción de un error irremediable es casi transgresora en la tierra de las segundas oportunidades. Además, por razones comerciales obvias, se dice al cliente que no todo está perdido, que la vida aún puede ser moldeada llegada la vida adulta. Por más brillante que sea el orador, nadie se inscribe en un seminario motivacional que proclame: "¿Tuviste hijos sin pensarlo bien? Ya es tarde".

En la narrativa contemporánea, un error no es un error, sino una oportunidad para crecer, para desarrollar resiliencia. Es simplemente un puente hacia el éxito definitivo. Y hay casos en los que así es. Pero la vida de una persona a los 50 no es la suma aritmética de todas sus decisiones pasadas. Por el contrario, está marcada por unas pocas desproporcionadamente importantes: a veces profesionales, a menudo románticas. Si fallas en estas, el alcance para remediar la situación es, si no nulo, muy complicado y la cultura cultura actual tiende a ocultar o falsear las malas noticias, endulzándolas con un almíbar de zonas seguras, enaltecimiento de los sentimientos hasta cumbres inaccesibles salvo para uno mismo, etc.

El vasto atractivo de los deportes de competición se confirma la mayoría de los fines de semana, en los que el resultado generalmente se decide por un tanto. Un equipo o jugador domina el partido, crea mejores oportunidades y, llegado el final, pierde el partido por un error. Esto, sin duda, refleja la vida fuera de los estadios. 

Ahora, pasada ya la mitad de mi vida, observo con asombro, decepción y pena, la ligereza con la que algunas personas toman decisiones, a la par que oculto con un velo de desmemoria las mías erradas.

domingo, 14 de abril de 2024

It's not magic, it's your effort. / No es magia, es tu esfuerzo.


1. Humanity has been existing for several thousand years, not since you realised it existed.

2. Reality exists.

3. And it has nothing to do with what you want it to be.

4. There is no way to foresee what will happen to you. There are many ways to prepare for contingencies.

5. And all those ways of preparing for contingencies are hard and cost a lot.

6. It is certain that everyone you meet knows something you don't. They usually know a lot more than you do. They often know a lot more than you do.

7. Your elders may not know how to play Fornite, but they have managed to make a much better living than you. Maybe they know something you don't.

8. The world doesn't owe you anything and never will. Whatever you have, you'll have to earn it.

9. If you don't know, ask. If you don't know that you know, you don't know, and if you think you know, you'll never know. 

10. The corollary of the previous point is, “How do you know you don't know if you don't know you don't know?”


1. La Humanidad lleva existiendo desde hace varios miles de años, no desde que tú te diste cuenta de que existía.

2. La realidad existe.

3. Y no tiene nada que ver con lo que tú quieres que sea.

4. No hay forma de prever lo que te va a pasar. Sí que hay muchas formas de prepararse para contingencias.

5. Y todas esas formas de prepararse son duras y cuestan mucho.

6. Es seguro que todo el mundo con quien te encuentres sabe algo que tú no sabes. Normalmente sabe mucho más de lo que tú sabes.

7. Tus mayores no sabrán jugar a Fornite pero se las han apañado para vivir mucho más que tú. Igual saben algo que tú no sabes.

8. El mundo ni te debe nada ni te lo deberá nunca. Lo que tengas tendrás que ganártelo.

9. Si no sabes, pregunta. Si no sabes que sabes es que no sabes, y si crees que sabes es que no sabrás nunca. 

10. El corolario del punto anterior es “¿Cómo sabes que no sabes, si no sabes que no sabes?”.


Fusilado casi en su totalidad de los consejos de vida para las generaciones más jóvenes, de Sebastián Puig.